Tienes 108 días para ver esta exposición, que estará en el MACBA del 28 de noviembre al 1 de abril y que es una propuesta de la artista argelina Lydia Ouhramane. Ella habla habitualmente de asuntos sociales y políticos como los que ocuparán estos días la torre del MACBA, la estructura que sobresale a la derecha de la fachada del edificio de Richard Meier.
Lydia Ouhramane nació en Saïda en el 1992 y, aunque en Barcelona no la conocemos lo suficiente, es un talento joven que ya ha paseado sus obras, entre ellas instalaciones, videos, esculturas y piezas sonoras, por Toronto, París, Milán, Bruselas, Dubai, Nueva York, Londres, Los Angeles, Johannesburgo… No es, por lo tanto, ninguna desconocida, sino una de las voces a escuchar con atención en la escena del arte contemporáneo.
A ella le interesan cuestiones relativas a la espiritualidad, pero también a la geopolítica mundial, a las migraciones o al colonialismo y sus efectos. Habla sobre ellas desde muchas perspectivas y empleando técnicas diversas, con lo cual logra un punto de vista único que expresa de una forma absolutamente personal y con un lenguaje propio. Lo verás muy claro en esta exposición.
108 días, 108 exposiciones, 108 artistas
Y es que si la artista se pregunta siempre en sus creaciones de qué manera podemos romper o subvertir las estructuras que rigen nuestras sociedades, ella misma lo hace con la idea y el concepto de lo que debería ser una exposición. ¿Cómo? En 108 días ocupa la torre del museo con una exposición que son 108 exposiciones a la vez. O seguidas. O distintas
Participarán 108 personas a las cuales Lydia Ourahmane ha hecho extensiva la invitación que le hizo el MACBA para exponer. Durante los días de la exposición, estas personas se alternarán en un espacio convertido en una especie de speaker corner que les concede la voz de manera temporal o bien en un escaparate en el cual exponer sus vivencias. Así, 108 artistas expondrán 108 obras efimeras.
Es una más de las propuestas de una artista que intenta convertir sus creaciones en protestas activas, siempre a partir de las experiencias propias o de las de quienes participan en las obras. Esta vez lo hará a partir del contexto social más inmediato y dará voz, así, a sus invitados. Porque las experiencias, las personales y las colectivas, son la base del trabajo de una artista que une perfectamente la esfera personal y la política, la cotidianidad y la historia.