Somos una ciudad de estatuas. Las tenemos como para llenar cincuenta campos de fútbol. Algunas que no encontrarás en ningún otro sitio. Pero nunca nos parecen pocas, y menos con tanta gente que aún necesita su reconocimiento en piedra. Estas son nuestras cinco propuestas para el futuro. Colau, ¡toma nota!
Eduard Punset
Si crees que uno de los científicos y pensadores más populares de los últimos años no merece una estatua, quizás deberías pararte un poquito a reflexionar. Cómo no vamos a querer a nuestro Punset, si ha conseguido algo muy difícil en una figura popular: consenso. Difícil encontrar a alguien que hable mal de uno de nuestros abuelos más entrañables.
La Monyos
Si Punset merece una estatua, Dolors Bonella i Alcázar se merece por lo menos siete. Uno de los personajes más populares y queridos de Barcelona se ganó el cariño de toda una ciudad a base de canciones y flores. La Rambla era su centro de operaciones y sus virtudes la sonrisa y la paciencia. La vida la castigó demasiado, pero encontró un hueco en el corazón de la calle más importante de la ciudad. Si algún día le ponemos una estatua, está claro dónde será.
Joan Manuel Serrat
Nació en el Mediterráneo y probablemente morirá ahí (esperemos que dentro de muchos años). Una auténtica leyenda en la canción catalana y española y un referente musical para muchos jóvenes que hoy en día despuntan como cantautores. Difícil concebirlo sin su guitarra, como debería ser la estatua que lo homenajeara.
Montserrat Caballé
La soprano por excelencia de la ópera española se ha ganado un hueco en la memoria de la música. No solo por su capacidad y su valía, que se ha demostrado de sobras a lo largo de décadas, sino por algo mucho más afincado a nuestra ciudad y nuestro recuerdo: su canción para los Juegos Olímpicos de Barcelona. Su estatua también tendría una ubicación clarísima, ¿no?
Bernardo Cortés
El poeta de La Barceloneta, genio y figura. Para él deberían cerrar ya un espacio de la playa, porque su estatua no podría estar en otro sitio. Allí, al lado de los chiringuitos y los turistas con los que se hizo grande. «Palomino» nos dejó este año, pero su presencia se sigue notando en cada acorde que suena en la playa.