Y se llama Aticco Coworking.
Su etimología, a diferencia de lo que nos gustaría desear, no reposa sobre un aragonés hablando inglés. Chistes malísimos aparte; un coworking es, si has estado todos estos años recluido en la Isla de Pascua, un espacio a compartir en el que trabajar -dicho rápido y pronto, lento y tarde lo decimos a lo largo del artículo-.
Ya se sabe que, aunque lo intentemos y lo avalemos, trabajar en casa o en una cafetería es completamente utópico. Los ruidos de las cucharillas y las tazas, los gritos de los camareros, las conversaciones ajenas. Un clima que, a todas luces, imposibilita el curso deseado del trabajo.
Por eso, como alternativa a las frías y anticuadas oficinas, a las ruidosas cafeterías y a las distracciones del clima hogareño se erigen en alternativa los coworking. O mejor, el coworking. Aticco Coworking.
Rechazo de la oficina tradicional
Contra el concepto de oficinas de cubículos, contra la idea de ver siempre las mismas caras, contra la rigidez de un espacio que fue reformado por última vez en 1985, Aticco Coworking.
Es un tópico manido, pero no por ello menos evidente: el trabajo es el lugar en el que más horas pasas -con el estado de consciencia activado- al día. Era tan sencillo como convertir el espacio de trabajo en un lugar deseable, ameno y apetecible.
En lo que podría ser una enumeración de ventajas eterna, la resumiremos en que Aticco Coworking tiene zonas de trabajo, salas de reuniones, zonas de relax, cocina, café y té gratis, sala de lactancia y terrazas. Pero también luz natural y abundante, servicio de paquetería, acceso por huella dactilar 24/7…
Ubicación privilegiada
Y no es tontería. Quien más quien menos ha tenido que hacerse cuarenta minutos -y más- en su recorrido al trabajo. Este problema, se supone, se palia parcialmente con una ubicación privilegiada. Tanto si tienes que llegar desde la periferia como si lo debes hacer desde cualquier punto de la ciudad, las conexiones con el centro (en este caso entre Arc del Triomf y Urquinaona) siempre son mejores.
Compartido, sobre todo compartido
Aquí una perogrullada: somos animales sociales. Y como tal, crecemos personal y profesionalmente rodeados de gente. Esto, además de unos afterworks entretenidísimos, propicia unas sinergias sumamente positivas.
¿Qué significa esto? Pues que hay más de 800 personas que te rodean en el día a día. Casi un millar de personas que hacen de este espacio un centro de creación, innovación y productividad.
Lo guapo de un despacho compartido en una ciudad como Barcelona es lo siguiente: su internacionalización favorece las sinergias con la gente que viene a trabajar. La clásica startup que se asienta en Barcelona, que tiene un potencial tremendo y que aspira a contar y crecer con la ayuda de su entorno.
Los ingredientes están sobre la mesa, han sido perfectamente mezclados y el resultado -a día de hoy y con la tecnología presente- es prácticamente inmejorable. Ahora mismo un coworking, ahora mismo Aticco Coworking es la mejor opción de espacio laboral.