
Alquilar un piso en Barcelona es un seguro a la hora de batir a la inflación. El stock inmobiliario destinado a alquiler en la capital catalana se ha apreciado un 88% en la última década. Mientras la inflación se mantenía en niveles cercanos al 2% en España (o incluso en valores negativos), el precio del alquiler en Barcelona hasta cuadruplicaba su rendimiento. Son datos del portal inmobiliario Fotocasa, que ha publicado este lunes 18 de marzo el «Observatorio del precio de la vivienda en alquiler en zonas tensionadas».
El ejemplo es claro: un piso de 40 m2 que en 2014 costaba de media 450 euros en Barcelona, hoy se alquila por 850. Según este informe, el precio por metro cuadrado en alquiler ha pasado de 11 euros a más de 21 en apenas 10 años, y es una de las razones que desde la Administración esgrimen para intervenir el mercado catalán del alquiler con el recién aprobado índice de precios del Ministerio de Vivienda.
Este informe, que analiza en detalle la situación catalana, destaca que Badalona y L’Hospitalet de Llobregat son los municipios catalanes en los que más se ha incrementado el precio en 10 años, con valores de 112% y 109%. Entre las capitales de provincia catalanas, Girona se sitúa por encima incluso de Barcelona, con un aumento del 106%.
Los precios actuales del alquiler, detalla el informe, marcan máximos históricos en las cuatro provincias catalanas. «El análisis muestra cómo Cataluña y sus provincias se encuentran en una situación crítica en la que el encarecimiento del alquiler parece no tener freno y supone un obstáculo para el 40% de quienes interactúan en este mercado», explica María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, en un comunicado.
La introducción del índice de referencia al alquiler en Barcelona durante este mes de marzo permite a los inquilinos consultar el precio justo de su inmueble según la escala de valor aplicada por el Ministerio de Vivienda. Una limitación que no se aplica en todos los supuestos, como en el caso de que el casero sea un pequeño tenedor, y que ha generado grandes discrepancias entre el valor de mercado de un inmueble y su índice de referencia, con desajustes habituales en torno al 50%.