Al menos esa es su intención y lo que se deduce de algunas de las condiciones que ha impuesto el equipo de Colau para otorgar la contrata de recogida de basuras, que entrará en vigor a finales de 2019.
La prohibición de los camiones diésel; la obligación de que los vehículos pequeños sean eléctricos; que los contenedores sean inteligentes e incluyan sensores que indiquen cuando están llenos para optimizar rutas… el ayuntamiento está orientando las condiciones para la contrata de cara a dos grandes objetivos: la reducción de la generación de basura por habitante y día (de 1’3 kg a 1’2) y el aumento de la tasa de reciclaje (de 36% a 50%).
Además, está previsto que se alargue la temporada de altos servicios. Se quiere que se mantengan durante mayo y octubre, dado que cada vez hace más calor.
No obstante, la principal novedad radicaría en la aplicación de la tecnología sobre los contenedores. Se pretende que sean 26 mil el número de nuevos contenedores. Con la idea, además de que éstos permitan la identificación del usuario: así, a través de la hipotética identificación se pretende aspirar al reconocimiento ciudadano para poder premiar con bonificaciones a aquellos que reciclen.
Algunas de las bonificaciones que se han contemplado sería la de descuentos en la tasa de recogida.
Será interesante ver si apelando al bolsillo el Ayuntamiento consigue alcanzar los objetivos marcados.
Foto de portada: Metrópoli Abierta