Todos somos un poquito Grinch de la Navidad: nos molestan las aglomeraciones, los villancicos chirriantes, el gasto energético que suponen las luces navideñas, las cenas familiares, la de empresa… Sí, estas fechas despiertan instintos un poco asesinos en nosotros pero en el fondo, muy en el fondo, es una época del año que nos gusta disfrutar. Estos son los motivos por los que no puedes evitar contagiarte de la alegría que destila Barcelona en Navidad.
1. Fires de Nadal
Barcelona en Navidad se caracteriza por los mercadillos en los que puedes contagiarte del aire más original y/o hortera de estas fiestas. Es uno de los planes imprescindibles para disfrutar de la ciudad condal en diciembre.
2. Las luces navideñas
Las odias y las amas, todo a la vez. Por un lado te molesta que las pongan cada vez antes y el innecesario despilfarro de luz que suponen pero por otro, hacen que Barcelona sea más impresionante (aún). Reconócelo, la Font Màgica parece aún más mágica, el Passeig de Gràcia aún más elegante y la Gran Vía quizá esté demasiado recargada pero consigue encandilarte.
3. Espectáculos en Plaza Catalunya
La Plaza Catalunya se llena de vida (más aún) durante estas fechas, pues hay un montón de actividades dirigidas tanto a nens como no tan nens. Hay una feria de consumo responsable (muy adecuada para estas fechas), espectáculos de luces con las fuentes, teatrillos, comedia, un bosque de los deseos…Imposible aburrirse.
4. La comilona de Nochebuena
Turrón, marisco, canapés, pavo jamón, queso, paté… La Navidad está para tener una excusa para zampar como si no hubiera mañana. Quizá hayáis terminado lanzándoos los mazapanes los unos a los otros, aguantando los chistes sin gracia del cuñado pesado o con el cuñado pesado que siempre bebe demasiado contándoos sus penas, volverás a la cama sintiendo que te has cebado para la matanza.
5. El Tió de Nadal
Algo se muere dentro de nosotros cuando descubrimos la triquiñuela que se esconde tras el Tió de Nadal. A mí me afectó más que cuando me dijeron que los Reyes eran los padres. Aun así, hace ilusión recordar las canciones que ayudaban a este amigable tronco a solucionar sus problemas de colon. No puede faltar en ninguna casa como elemento decorativo.
6. Caganer y pixaner
Y hablando de decoración, estos dos personajillos tampoco pueden faltar en el belén. Uno de los requisitos para vivir Barcelona en Navidad es que lo escatológico forme parte de las celebraciones. Qué le vamos a hacer, forma parte de nuestra idiosincrasia que estén defecando o urinando al lado del niño Jesús.
7. Sopa de galets amb pilota
Vale sí, podría hacerse en cualquier época del año pero hay que admitir que el 26 de diciembre el caldo entra de una forma especial. Todo bajo la premisa de que cuanto más grande es el galet, mejor. Lo suyo es echarse una señora siesta de esas que no te despiertas hasta el año que viene para hacer la digestión.