Estamos en plena ola de calor y no estamos ni a salvo en la sombra. Por las noches, los refugios climáticos que ha habilitado el Ajuntament están cerrados y dormir se vuelve, muchas veces, en una misión imposible: las sábanas se pegan al cuerpo y no hay quien pegue ojo.
Esta semana, no solo hemos atravesado la primera ola de calor de la temporada, sino que hemos vivido la noche con la temperatura mínima más alta de los últimos 100 años y es que desde la caída del sol del sábado 20 a la madrugada del lunes 21 de agosto, los termómetros no bajaron de los 27,9ºC.
En algunos momentos de la noche, se llegaron a casi los 30ºC con una humedad del 60%. Una situación que no se vivía desde el 8 de agosto de 1923, hace justo un siglo, cuando las mínimas alcanzaron los 28,6ºC.
Cuando la temperatura nocturna no baja de los 25ºC se considera que es una noche tórrida, eso significa que facilmente podemos estar a 30ºC en el momento de irnos a dormir y que es imposible coinciliar el sueño.
Además, en otros puntos de Catalunya también se han registrado récords, como en Portbou, que la mínima ha sido de más de 30ºC.