Aunque no lo dirías, Barcelona es, este 2022, la ciudad de los bosques. Las Naciones Unidas por la Agricultura y la Alimentación (FAO) han otorgado a la ciudad y a su área metropolitana el reconocimiento Tree Cities of the World, «por su compromiso con la gestión y el cuidado de los bosques urbanos». La intención del programa es crear más bosques de este tipo en las ciudades y metrópolis del mundo. Conocemos los parques de Barcelona, pero no tanto sobre sus bosques urbanos, una constelación enorme y muchas veces desconocida de espacios verdes donde sumergirse en la naturaleza y pasear entre árboles dentro de la misma ciudad y su área metropolitana.
Parc de la Costeta, Begues
Quién conoce Begues ya se puede imaginar por qué uno de sus parques figura en esta lista. A menos de media hora de Barcelona, este pueblo pertenece al Baix Llobregat, pero se asienta en una explanada boscosa del macizo del Garraf, a cierta altura sobre el río. Ahí, se extiende un pueblo pequeño al margen de la riera de Begues. Y ahí, al lado del río, sobre un talud, el Parc de la Costeta, uno de los mejores símbolos de estos bosques urbanos.
En pleno núcleo ciudadano, el parque es un reflejo de su entorno. Árboles de pino blanco y roca calcárea blanca del Garraf. Sus desniveles, donde antes había viñas con terrazas, ahora los salvan unos toboganes, que llevan a alguna de las instalaciones de arte en naturaleza que hay o hasta el centro cívico Els Roures, donde se puede realizar actividades artísticas o deportivas mirando de frente a la naturaleza.
Parc del Pi Gros, Sant Vicenç dels Horts
De nuevo a las alturas para encontrar un parque de los que no esperas. En Sant Vincenç dels Horts la ladera de una montaña esconde 20 ha de parque que son una pequeña escalera al cielo del área metropolitana de Barcelona. Tres explanadas a diferentes alturas ofrecen unas vistas espectaculares sobre el Delta del Llobregat y nos recuerdan que aunque pasen los años, por mucha ciudad que construyamos, seguimos viviendo en ríos, deltas, valles y montañas.
Entre explanada y explanada toda la vegetación mediterránea, con pinos y encinas, y en una de las terrazas un pino centenario que da nombre al parque y ha sido declarado árbol de interés local. Por cierto, el lugar también ofrece barbacoas, por si alguien planea hacer algo más que pasear.
Parc de l’Ermita del Pla de Sant Joan, la Palma de Cervelló.
Cerca del parque anterior, en el mismo bosque pero en otro pueblo, se encuentra este otro parque. ¿La diferencia? Menos parque, y más bosque. El Parc de l’Ermita de Sant Joan es un ejemplo perfecto del bosque que ha rodeado Barcelona por siglos. Algunos accesos y los restos de antiguos cultivos son lo único que perturba la continuidad de un bosque eterno donde viven, aparte de todo tipo de aves, zorros, tejones y erizos. En medio, para buscarla, la ermita, casi tan vieja como el bosque, está en el mismo sitio desde hace casi mil años.
Parc del bosc de Can Gorgs, Barberà del Vallés.
Y de un bosque urbano, a un parque boscoso. Aunque tiene categoría de bosque urbano, este parque es el pulmón verde de una ciudad, Barberà del Vallés, una de las pocas áreas de la zona que ha quedado naturalmente sin edificar. El parque forma parte de los terrenos de la antigua masia de Can Gorgs, un espacio de cultivo que tuvo 80 ha de extensión. Así, en una ciudad densa e industrial, el parque de Can Gorgs es la bocanada de aire fresco que recuerda el pasado agrícola de esta zona.
Parc del Mil·lenari, Sant Just Desvern.
No hay muchos parques pensados para celebrar el cumpleaños número mil. Este es uno. Pegado a Collserola, pero separado por una isla de casas, este también es un bosque urbano. Encima de un parking, al lado de un mercado… Tiene todo lo necesario para ejercer de núcleo verde urbano. La escultura que se encuentra es la que recuerda el milenario de la ciudad, en 1987, y los parterres cuidados, jardines de plantas medicinales y hoteles de insectos con los que formar a los visitantes en educación ambiental.