Dejar el móvil, encerrarlo bajo llave y olvidarse de todo. En un mundo donde ignorar un smartphone es imposible, el privilegio es abandonarlo por un rato, y por eso nos fuimos unos días a Unplugged, una cabaña escondida en el Pirineo y a solo una hora de Barcelona, donde el objetivo principal está claro: desconectar unos días de la pantalla.
Unplugged es una empresa inglesa que ahora ha llegado a Barcelona. Su concepto ya lo señala su nombre: ofrecer lugares para desconecta (unplug, en inglés). Para hacerlo tienen varias cabañas que comparten algunas características esenciales: estar alejadas de todo, tener poca o ninguna cobertura, ser autosuficientes y estar listas para hacer vida durante varios días totalmente desconectado del mundo.
Para aojarse en ellas, una vez hemos hecho la reserva solo hay que coger el coche y conducir una hora desde Barcelona, recorrer mil curvas y llegar a lo más profundo del bosque. Allí, en las sierras verde de Milany-Santa Magdalena y Puigsacalm i Belmunt se esconde una cabaña lista para hacernos olvidar el móvil durante unos días.
El móvil guardado bajo llave
Las cabañas de Unplugged están listas para desconectar. La cobertura es justa y lo primero que uno hace al llegar es seguir unas instrucciones que habremos tenido que descargar para poder llegar por el camino de tierra hasta el terreno de la cabaña.
Una vez allí, en un claro abierto a un mirador impresionante sobre el valle y el bosque, se alza una pequeña cabaña. Dentro de ella, una caja con las instrucciones para desconectar de todo y cuatro accesorios básicos para vivir estos días: un mapa, una brújula, una cámara analógica y hasta un móvil Nokia para emergencias. Pero lo más importante: un candado que nos permitirá dejar nuestros smartphones en esa caja y cerrarla bajo llave para no volver a abrirla hasta que nos vayamos.
Y a partir de ahí, a disfrutar de la vida desconectada, en una cabaña preparada para ello. Hay juegos de mesa, una estufa de leña, tumbonas en el jardín para leer con vistas al valle y hasta una Polaroid para dejar algunos recuerdos en papel. Uno desde dormirse mirando al fuego de la chimenea a despertarse rodeado de ovejas pastando en tu jardín, ya que la cabaña está en los terrenos de una granja en funcionamiento.
Después puede desayunar con vistas impresionantes al castell del Mir, para luego pasar el día leyendo sin pensar en mucho más. Si no, se puede coger el mapa para darse un paseo hasta la cascada, prepararse algo rico en la cocina y acabar el día recuperando los juegos de mesa frente a las llamas de la estufa.
Todo en una cabaña autosuficiente que se alimenta de luz solar y tiene baño seco, para que el impacto sea el mínimo. El móvil, de hecho, apenas se puede cargar y el agua se calienta gracias a un calentador que hay que activar cada vez.
En definitiva, una desconexión casi completa que puede acabar con un atardecer precioso sobre las montañas, que nos recuerde cómo de bonita era la vida cuando no dependíamos de una pantalla.
Eso sí, la desconexión tiene un precio: la cabaña barcelonesa de Unplugged tiene un precio de 540€ por tres noches de estancia. A partir de aquí, uno valora cuánto vale dejar de lado mundo por unos días.