La pintura al fresco, esa técnica milenaria con la que Miguel Ángel pintó la Capilla Sixtina. es un método difícil. El sistema consiste en pintar directamente sobre el yeso húmedo y fresco con el que se tapa una pared, permitiendo fijar los colores pero obligando a pintar cada día solo el tramo que alcance a pintar mientras el yeso se mantenga húmedo. Una vez se ha secado, no hay vuelta atrás. La técnica, famosa por la iglesia vaticana, es menos habitual en Catalunya. Pero hay una iglesia con más de 300 años de historia y nombre de amanecer que acaba de finalizar la pintura de su presbiterio con esta técnica, con un resultado espectacular. Es Santa Maria de l’Alba, en Tàrrega, la Capilla Sixtina catalana.
«El presibiterio era de color azul marino, muy oscuro, por una decisión que se tomó en los años 80 y que no gustaba mucho». Desde la iglesia explican el motivo de la pintura reciente del presbiterio de la iglesia dedicada a la patrona de Tàrrega. La oscuridad no cabe en una iglesia dedicada a la santa del amanecer, y por eso Josep Miguell, famoso pintor mural recuperador de la tradición de la pintura al fresco y natural de Tàrrega, decidió impulsar la finalización de la pintura de esta iglesia. Le venía de familia, su padre ya había pintado las primeras capillas del edificio. De esta manera, en 2006, comienzan a darse los primeros trazos.
La pintura y los motivos escogidos se han hecho pensando en la vocación de amanecer de la iglesia. Así, arriba todo es más oscuro, y conforme las pinturas de acercan a la madre de dios los tonos se vuelven más claros. Los frescos ilustran escenas bíblicas como la resurrección de Cristo, el nacimiento de Jesús, o el arca de Noé. La pared del presbiterio -la que rodea el altar- reproduce la hora del amanecer, que es una alegoría de la Virgen del Alba, la virgen a la que está dedicada la iglesia y patrona de Tàrrega. Son dos mil metros cuadrados de presbiterio pintados al fresco, una técnica milenaria aplicada a esta iglesia con 350 años de historia que ahora, por fin, ve como sus paredes reflejan el amanecer al que está dedicada su construcción, haciendo justicia a la patrona de la ciudad que la acoge.