«Domingo Coll, me han vendido». La historia de la traición que sufrió Domingo quedará para siempre resumida en una pintada en la pared de la celda en la que estuvo preso. Su historia es solo una más de las miles que acogen los 700 años de vida de la cárcel medieval de Castelló d’Empúries, la prisión medieval mejor conservada de Catalunya.
Los calabozos visitables en el Museo de Historia Medieval de la Curia-Prisión s.XIV en Castelló d’Empúries son un viaje en el tiempo. En funcionamiento desde 1336 hasta finales de la Guerra Civil, la prisión es un testigo de la historia de la justicia y del poder en la zona.
El edificio de la cárcel fue construido por orden Pere I, Comte d’Empúries anexo a la curia, el lugar donde se realizaban los juicios. El condado de Empúries fue un territorio autónomo, uno de los últimos en anexionarse a la Corona de Aragón, y el prolongado funcionamiento de su prisión ha facilitado su conservación.
En las dos plantas del edificio y las cerca de 10 celdas que se conservan se pueden ver pintadas e inscripciones de los presos que han pasado por aquí en cerca de mil años de historia. Desde la pintada de Domingo Coll a dibujos, manos, barcos… El mundo interior de los presos durante 700 años plasmado en los muros de sus celdas.
El edificio gótico, y la abundante documentación que conserva, no es solo una muestra de formas de encierro, sino una auténtica clase de historia sobre la importancia del Condado de Empúries y de las formas de impartir y entender la justicia a lo largo de los siglos.
Pasear por el museo y quedarse atrapado en las mismas paredes en las que Coll sufrió su condena son el mejor recordatorio de que la justicia es una de las historias que más en serio hay que tomarse.