En Twitter se lo preguntaba alguien: ¿Qué opinaría Montalbán de que la Casa Leopoldo, su restaurante favorito, se haya convertido en un restaurante de comida china? Y otro respondía: Seguramente entraría a probarlo.
Este diálogo corto resume con bastante eficiencia todo el abanico de sentimientos que ha despertado una de las noticias gastronómicas más llamativas de la semana: La Casa Leopoldo, el restaurante mítico del Raval a donde Montalbán iba a comer rabo de toro (cerrado desde la pandemia) ha reabierto con el mismo nombre pero un rumbo totalmente distinto.
Ahora es un restaurante chino, y bajo el nombre del restaurante figura el epígrafe que lo certfica: «Casa Leopoldo, Cuina asiàtica».
Sopa de algas con churros entre cuadros de toreros
Bajo el cartel nuevo de la nueva Casa Leopoldo se anuncia un menú de mediodía por 12,5 euros que tenía entre sus primeros «Sopa de algas con churros» y «rollitos de primavera», y «ternera con salsa de ostras» entre sus segundos, en una oferta que mezcla estos platos de origen chino con otros de comida local.
El interior del local es Patrimonio de la ciudad, y por tanto no se puede tocar. Así, se da la escena curiosa de que, por un local cubierto con baldosas azules antiguas decoradas con dibujos de comida catalana, desfilan platos con olor a salsa de ostra.
Aparte del menú, Casa Leopoldo ofrece una carta con unos 80 platos de comida asiática que sirven para darse un festín de la nueva gastronomía catalana de Barcelona.
Las otras vidas de Casa Leopoldo
Casa Leopoldo como restaurante asiático es, solamente, una nueva reencarnación del local. Nació en 1936, con la familia Gil acercando a la ciudad cocina tradicional ampordanesa. El restaurante tomó fama y fue la casa de intelectuales como Montalbán o Marsé. Cerró en 2015 y reabrió en 2017, de la mano de Romain Fornells y Oscar Manresa, pero no soportó la pandemia, y ahora ha cogido otro rumbo.
La nueva aventura de un local mítico de la ciudad confirma el cambio de los tiempos y refleja, como la conversa de Twitter, las tensiones de una ciudad en movimiento. De los nostálgicos de la tradición a los que abrazan la novedad. De la ciudad de raíces y gastronomía catalana a la Barcelona global con platos de todas partes del mundo.
Del Raval de Montalbán, Casa Leopoldo y los gitanos de la calle de la Cera a un Raval donde el 50% de los vecinos han nacido fuera del país, y donde hay decenas de opciones para probar gastronomía extranjera. La ciudad y los barrios cambian, y la transformación de Casa Leopoldo es un buen ejemplo de ello.