La contaminación del aire sigue siendo un grave problema en Barcelona. Las partículas en suspensión y el dióxido de nitrógeno en el aire de la ciudad triplican los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a pesar de que el organismo de la ONU rebajara en septiembre el umbral de lo considerado como contaminación con efectos peligrosos para la salud.
Según publica el diario El País, los índices de partículas en suspensión PM10 superaban los valores permitidos entre un 141% y un 158%; en cuanto al dióxido de nitrógeno, los valores medios registrados el 2021 más que duplican los nuevos límites en puntos alejados del tráfico (222%) y los triplican en los puntos cercanos al tráfico (344%).
El informe elaborado por el portal contaminació.barcelona demuestra el vínculo entre recuperación económica e incremento en los índices de contaminación. De hecho, Barcelona se mantuvo durante casi todo el año pasado dentro de los niveles legales de contaminación, pero la recuperación económica y la vuelta paulatina a la normalidad provocó que en los pasados meses de octubre y diciembre las cifras volvieran a superar lo permitido.
Más de 1.500 muertes al año
Según un estudio comandado por el Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal), Barcelona es la sexta ciudad en el ránking europeo de carga de mortalidad atribuible a la contaminación del aire. Mollet del Vallès es la séptima. El listado quedaría así, en orden de más a menos contaminadas: el área metropolitana de Madrid, Amberes (Bélgica), Turín (Italia), el área metropolitana de París (Francia), el área metropolitana de Milán (Italia), el área metropolitana de Barcelona, Mollet del Vallès (Barcelona), Bruselas (Bélgica), Herne (Alemania) y Argenteuil – Bezons (Francia).
En el caso de Barcelona, el estudio estima que se podrían evitar un total de 1.554 muertes en la ciudad condal por exposición a emisiones contaminantes. Las ciudades al norte de Europa son, sin embargo, las menos afectadas en estos términos. El estudio ha analizado un total de 1.000 ciudades europeas para entender la relación causal entre el dióxido de nitrógeno (NO2) y unas muertes evitables que, de cumplirse las recomendaciones de la OMS, podrían alargar la vida de entre 51.000 y 900 fallecidos cada año de antes de tiempo.
No es sin embargo el NO2 el único agente contaminante causante de muertes en Europa. También lo son las partículas finas en suspensión en el aire conocidas PM2.5, la fracción respirable más pequeña. Atendiendo a esta variable, el ránking de ciudades más contaminadas pasaría a desplazar su eje un poco más hacia el este de Europa, abarrotando el listado de las diez ciudades más contaminantes solo tres países: Italia, Polonia y República Checa.
Mínimos históricos durante el confinamiento
Así de rotundo lo afirmó Greenpeace. Las medidas que derivaron del estado de alarma ponen aún más en evidencia lo que ya sabíamos: el abuso del transporte privado envicia el aire de las ciudades que todos respiramos y que causa al año 20 veces más muertes que los accidentes de tráfico, según la Agencia Europea de Medio Ambiente.
El confinamiento forzoso decretado por el Gobierno dejó sus frutos en la calidad del aire de nuestras ciudades. Greenpeace asegura que tras la primera semana de cuarantena los índices de contaminación han llegado a «mínimos históricos». La reducción del tráfico fue drástico, de en torno a un 60 por ciento en ciudades como Barcelona o Madrid, y la relación, señalan los ecologistas, es obvia: «a menos coches, menos contaminación».
También lo confirmó un estudio de Ecologistas en Acción, quienes señalan que el descenso de la contaminación en la ciudad ha sido de un 61 por ciento. El cambio es apreciable a simple vista. En las fotografías que ilustran este texto, tomadas desde el Parque del Guinardó, puede notarse la diferencia. La mitad de la izquierda pertenece a una instantánea tomada antes del confinamiento; la mitad derecha se tomó hace una semana.
Unos días sin tráfico bastan para limpiar la atmósfera. Esta afirmación la cataloga como «evidente» Adrián Fernández, responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace. «De una situación tan difícil como la que estamos viviendo deberíamos extraer una lección: no deberíamos vacilar a la hora de tomar medidas contundentes siempre que se ponga en riesgo la salud de las personas», señala Fernández.
En Barcelona, los niveles de NO2 se redujeron tanto que permitieron no incumplir los límites normativos. Lo mismo pasó en Madrid, donde la contaminación rondó el 40 por ciento del límite legal impuesto por la Unión Europea.
«Estos registros confirman que el automóvil es el principal contaminante en las ciudades españolas. La bajada sin precedentes del tráfico por carretera ha permitido reducir la contaminación en cuestión de horas, a pesar de que otras fuentes como las calefacciones de los hogares y el transporte público han seguido funcionando», apunta Fernández.