Lo que llevamos puesto dice mucho de nosotros. Pero donde nunca hay engaño es en lo que llevamos en el interior. No, no nos referimos a qué tipo de calzoncillos o bragas usas, sino a lo que guardas en esa pequeña caja fuerte de la personalidad: tu cartera.
Si eres de Barcelona, es probable que la tuya contenga muchas de estas cosas:
Algunos meten ahí las llaves del piso o de la casa (sí, hay gente para todo). Si son de alquiler cuídalas bien, porque valen su peso en oro.
Una foto del año de la polca. Con suerte, con una camiseta de Cobi como dios manda.
La tarjeta del Bicing, que por algo somos una ciudad moderna y es cosa de todos empezar a cuidar la contaminación si no queremos acabar viviendo en Mordor.
El carnet de la universidad no puede faltar para cualquier estudiante que se precie, ya sea el de la UB, UAB, UPC, UPF. Hasta que no lo tienes no sientes realmente que estás dejando atrás tu adolescencia. Sin él no eres un auténtico universitario. Algo así como un superhéroe sin traje. Eso si no lo has perdido, todo un cliché estudiantil.
Las tarjetas del metro. Sentimos auténtica fascinación por el suburbano, para bien y para mal. Sin la tarjetita en nuestro poder nos sentiríamos vacíos. Hasta nos cuesta desprendernos de la T-Jove cuando nos lo está suplicando a gritos. Algunos privilegiados pueden hacerle hueco incluso a la tarjeta rosa metropolitana. Viajar gratis e ilimitadamente durante un año por metro…. ¡Suertudos!
¿Y las tarjetas del Nostrum? Propias y ajenas, si no las has usado te has perdido una verdadera experiencia en Barcelona.
Si eres muy futbolero y sientes como nadie a tu equipo, seguro que el carnet de socio del Barça o el Espanyol también hacen bulto en tu cartera. A lo mejor te va más el basket, y eres de esos que aún en los malos momentos no se separa de su carnet blaugrana.
Pero para carnet de verdad, de los que no regalarías ni a tus hijos, el del Club Super3. Mítico es poco y es una de las pocas cosas que jamás debería salir de una cartera.
Por supuesto y obviamente que no falte el dinero. Ya sabéis, la pela es la pela.
Y si no hay en efectivo, la tarjeta de La Caixa o del Banc Sabadell no se puede quedar en casa.