Insultar suena bien. Aunque quede mal decirlo, es una realidad como una catedral. Y aquí en Catalunya los tenemos de todos los estilos. ¿O a quién no se llena la boca al decir cagabandúrries?
Este es nuestro pequeño abecedario que aprender para un buen cabreo.
Baliga-balaga: Que no se adapta a las circunstancias.
Cagabandúrries: El que siempre pone excusas y quiere irse de rositas.
Carallot: Que se deja mangonear por todo dios. Como diría un andaluz, un auténtico «carajote».
Cap de suro: Tonto, estúpido… A nosotros nos encanta su traducción literal: «cabeza de corcho».
Capsigrany: De pocas luces. Vamos, que no da para más.
Estaquirot: Algo así como un cobardica. O mejor dicho, un pusilánime de toda la vida.
Figaflor: Alguien muy… muy… muy tonto, para qué andarnos con rodeos.
Llepaculs: Un pelota como una catedral de grande. El Señor Pelota.
Nycris: Para algunos no será un insulto, sino un atributo. Porque sí, ser flojo mola.
Pallús: La palabra adecuada es cortit@. O lo que es lo mismo, que las neuronas tardan demasiado en procesar.
Panxacontenta: Una persona despreocupada, hasta el punto de que todo le da exactamente igual.
Pelacanyes: Alguien mediocre, de poca importancia. Ninguno queremos ser un pelacanyes.
Poca-solta: Un sinvergüenza de toda la vida. Seguro que tienes más de uno en tu círculo cercano. O…¿Eres tú?
Pocatraça: Torpe no, torpísimo. Un auténtico manazas. En el fondo, todos somos un poco pocatraças.
Torracollons: El tocapelotas de turno. Aunque probablemente tú lo conozcas como EL TROL.