Una nueva vida después de un ciclo que se acaba. El treinta aniversario de los Juegos Olímpicos del 1992 en Barcelona trajo buenos recuerdos a la ciudad, pero también demuestra una cosa: el tiempo pasa inexorable, y aquellos Juegos que encandilaron al mundo y cambiaron para siempre a la ciudad ya pasaron hace mucho, y toca renovar su ciclo aprovechando lo que dejaron para seguir avanzando.
Donde antes voló una flecha de fuego, corrieron atletas veloces y nadaron tritones humanos ahora es el momento de que emerjan las nuevas empresas que han de seguir cambiando la cara de la ciudad y llevarla adelante en su tiempo. La intención es convertir la anilla olímpica en una incubadora de start-ups relacionadas con el deporte y la tecnología, vinculando así la nueva etapa y la antigua.
Tras tres millones de inversión, el espacio de mil metros cuadrados situado dentro del Estadio Olímpico tendrá que ser el «faro» del Barcelona Sports Hub, en el que también está implicado el Institut Barcelona Esports. A partir de septiembre habrá oficinas, laboratorios de innovación y salas de reuniones y presentaciones para que los emprendedores puedan dar a conocer sus proyectos a grandes compañías, también implicadas en el hub.