Nunca dejamos de sacar material sobre la leyenda negra de nuestra ciudad, pero es que parece que todos los fantasmas del mundo se han puesto de acuerdo en pulular por nuestras calles.
Probablemente sea el Gótico la zona en la que más prolifera la presencia —al menos de leyenda— fantasmagórica. Y es normal. Es normal si pensamos en las posibilidades, ya que el Gótico (y toda Ciutat Vella) es el barrio más antiguo de Barcelona, el punto concéntrico a partir del cual empezó a crecer o existir toda la ciudad.
Pero la historia de este artículo transcurre concretamente a lo largo de las mismísimas Ramblas. Y con más exactitud, en la zona de la Fuente de Canaletas.
Fue en 1845 cuando se comenzó a avistar a un fantasma en un antiguo cuartel de artillería cerca de la fuente. Fantasma que, según dicen, aparecía unas veces con un sudario blanco y otras con una larga capa negra.
Pero aquí viene lo fuerte: el espectro se dedicaba a pasear por la zona, merodeando a las chicas que se acercaban a por agua de la fuente.
Hasta que un día fue más allá y decidió aparecerse delante de dos jovencitas para piropearlas. Suponemos —o queremos suponer— que el fantasma esperaba algún tipo de respuesta. Y suponemos también que el fantasma no valoró las consecuencias de su condición. La de fantasma, evidentemente.
El caso despertó revuelo (salió hasta en el periódico) y casi 200 personas se dieron cita en la zona con intenciones poco amistosas hacia el fantasma. Y lo cierto es que se ve que captó el mensaje, porque no volvió a aparecer jamás.
Así retrataba el Diario de Barcelona esta peculiar «noticia»:
«Vamos a enterar a nuestros lectores de una ocurrencia bastante original, si es que por pública no ha llegado a su noticia, pues que hace ya tres o cuatro días que sirve de asunto de conversación a la gentecilla ignorante. Estas últimas noches se pasea por los restos de las ruinas del cuartel de artillería, entre Canaletas y la Rambla De los Estudios, nada menos que un fantasma envuelto unas veces en blanco sudario y otras con un negro ropaje.
Parece que el tal duende sería amigo de obsequiar al bello sexo, pues intentó requebrar a dos jóvenes que estaban llenando unos cántaros de agua en la fuente de Canaletas, no les fue muy grata su presencia pues se hallan gravemente enfermas del susto.
Lo cierto es que sus paseos misteriosos han llamado la atención de un gran número de personas; que algunas, poco amigas de semejantes bromas, se armaron con palos y garrotes para convencerse palpablemente de su existencia, y que la autoridad superior civil,- deseosa de evitar lances desagradables y qué pudieran tener muy tristes consecuencias, manda cada noche a varios agentes de Seguridad pública con las instrucciones necesarias para impedir escenas tan ridículas.
El fantasma sin duda tendrá, un gran respeto a la autoridad, pues no ha vuelto a presentarse. Sin embargo, el sábado, al caer la tarde, más de doscientas personas esperaban su aparición”