Los inquilinos barceloneses ya no pueden crear un sitio donde vivir y que puedan llamar casa, con las experiencias, cuadros y fotos que se acumulan a lo largo de los años. Tampoco pueden vincularse al barrio, ni saludar a los mismos vecinos y preguntarles qué tal su sobrino de Múrcia.
Recientemente, el Institut de Recerca Urbana de Barcelona (IDRA), un grupo de investigación independiente de administraciones públicas y partidos políticos que cuenta con el apoyo de varias universidades, ha publicado un estudio sobre el impacto social que tiene el mercado de alquiler en Barcelona.
El informe ha determinando que el 70% de los barceloneses que viven de alquiler han tenido que cambiar una o más veces de hogar en los últimos cinco años.
Viviendas precarias y desplazamientos a otros barrios
Según IDRA, dentro de los hogares se vive una situación de inestabilidad, ya que tan solo el 41% de los encuestados afirmaron que no tenían intención de cambiar de vivienda, ni se verían obligados a hacerlo.
Al 38% de estos desplazamientos, IDRA lo llama desahucios invisibles, ya que no es una orden judicial quien te saca de casa, sino la imposibilidad de seguir pagando el alquiler por culpa de la subida de este, la no renovación del contrato o la presión inmobiliaria.
Además, más de la mitad de los inquilinos que se han tenido que cambiar de hogar lo han hecho a otros barrios de la ciudad. El impacto de estos desplazamientos provoca, en las comunidades, una creciente sensación de inseguridad debido a que los vecinos ya no saben con quién viven.
Otra de las consecuencias del cambio de residencia es la precarización de estas. Si los inquilinos no tienen perspectiva de quedarse no arreglarán los desperfectos y, los propietarios, sabiendo que podrán alquilarlo rápidamente, tampoco se preocupan por ellos.
Barcelona, una ciudad europea atípica
En la Ciudad Condal comprar un piso ya no es una opción para muchos, y es que no solo ha subido la demanda de alquiler, sino que se ha extendido a más momentos de la vida.
Ahora, los jóvenes ya no son los únicos que alquilan, ya que, según el informe de IDRA, el 65% de los barceloneses en contrato de alquiler tienen más de 35 años y uno de cada cinco inquilinos comparte piso con personas ajenas a su familia o pareja.
Si lo comparamos con otras metrópolis europeas, Barcelona vive una situación atípica. En Ámsterdam, por ejemplo, el 84% de la población vive de alquiler, pero la situación es completamente distinta.
Sí, el precio del mercado está altísimo en Barcelona, pero también en otras ciudades europeas como Ámsterdam y Berlín. La diferencia es que en Barcelona el 97% de los inquilinos pagan el alquiler a este precio, en comparación con el 27% de Ámsterdam, donde el precio de las viviendas está regulado por un sistema de puntos que permiten adecuar el alquiler a la situación económica de cada uno. En Berlín, por otro lado, el mercado público del alquiler representa el 15% del sistema de viviendas y, en Londres, el 25%.
Puedes consultar el estudio completo en la página web de IDRA.