La noticia no tardaba en viralizarse y la cuestión aquella de que “la realidad siempre supera a la ficción” tampoco tardaba en aparecer.
“Los Mossos detienen a un supuesto ladrón y contorsionista que antes de asaltar bares consultaba su signo del zodíaco y que vivía en una cabaña en el bosque”. Esta fantasía en forma de frase es el copy que usaba El País para referirse a la detención más sonada en lo que llevamos de semana, de mes, de año y casi de década.
Los Mossos detienen a un supuesto ladrón y contorsionista que antes de asaltar bares consultaba su signo del zodíaco y que vivía en una cabaña en el bosque https://t.co/RdHxongLg0
— EL PAÍS (@el_pais) 11 de febrero de 2019
El ladrón, cuya identidad no ha trascendido, tiene 55 años, nació en Rumanía y la policía tiene registro de sus actividades como contorsionista en la Rambla durante 2010. Se presupone que, cansado de la beneficencia, el ladrón optó por sacarle provecho delictivo a sus habilidades.
Y no con poco éxito: en el tiempo en el que operó (él y su banda, que formaba junto a otras tres personas y un perro llamado Wito), consiguió atracar en una veintena de bares.
El ladrón puede ser considerado (parcialmente) un trasunto real de El Profesor de La Casa de Papel. Y es que hacía dossiers o briefings o informes que tardaba entre 4 o 5 horas en explicar a sus colaboradores.
Su modus operandi merece mención aparte, pues el ladrón hacía gala de sus dotes como contorsionista. Él se escondía en el hueco del ascensor (sí, en el espacio que queda libre entre el suelo y la base del ascensor) y la banda vigilaba que no hubiese moros en la costa. Luego, se hacía un hueco en la pared del ascensor y arramblaba con todo.
Desarticulem un grup de lladres que accedien a comerços fent «butrons» gràcies a les seves habilitats contorsionistes. El cap del grup consultava el zodíac abans d’actuar https://t.co/QXUAC0NyBg pic.twitter.com/wv9tN52Dmo
— Mossos (@mossos) 11 de febrero de 2019
Otro destacado es necesario también para hablar de sus supersticiones. El ladrón no robaba si los astros no se mostraban favorables. Tan surrealista e infrecuente es este detalle que los Mossos (que, por cierto, llevaban cinco meses investigándole) pensaban que los signos zodiacales eran parte de un lenguaje en clave.
Estos detalles también aparecían en sus cuadernos. Unos cuadernos que han sido encontrados en una cabaña en el bosque de Sentmenat. Un lugar que el ladrón (¡el moderno Thoreau!) usaba como hogar y como centro de operaciones.
Cuando Los Mossos han investigado el paradero del dinero robado, se han encontrado con que un porcentaje de lo intervenido fue donado a distintas ONG’s. Y desde aquí solo podemos pensar en que (de no ser porque hay 20 negocios que se han visto afectados por sus actividades delictivas) esta es la historia humana más divertida y surrealista que hemos escrito en mucho tiempo.