La intención era decorar todo el parque con figuras de piedra de animales extinguidos a escala real.
La idea parece buena en 2019, su apariencia sería excelsa 110 años atrás. Nos referimos a la posibilidad de crear un zoo de piedra en Barcelona. Un zoo, por cierto, con animales inexistentes. No al estilo de J.K. Rowling. No, animales que existieron durante un tiempo pero que ya no existen. Como el oso perezoso de seis metros que menciona Harari en su libro Sapiens.
Pero no nos desviemos: la idea era buena y los méritos de la misma hay que atribuírselos al geólogo Norbert Font i Saqué. El tipo tuvo la intención, la voluntad y la iniciativa de decorar todo el parque con figuras de piedra de animales extinguidos a escala real. ¿El primero? El mamut. Pero también fue el último.
Y la saga acabó con él porque el tal Norbert –geólogo reputado en la época– murió. Muerto Norbert, muerto el zoo de piedra. Aunque hay muestras de que el proyecto iba a seguir hacia adelante: en el Museo de Geología –que está en la Ciutadella– hay maquetas de Miguel Dalmau como la del diplodocus que certifican la voluntad continuista de la idea.
El mamut, por cierto, está hecho de hormigón –algo bastante loco para le época, porque el material se estaba empezando a usar– y ha sido rehabilitado un par de veces. Su ubicación, por si hiciera falta mencionarla, es cercana a la Gran Cascada Monumental.
Y es curioso que el mamut sea vestigio de un proyecto fallido, porque también lo son el toro y la jirafa de la Rambla, como te contábamos en este artículo.