Si hay una estampa por excelencia que caracteriza al verano es la de la playa. El salitre en el ambiente, la masificación de sombrillas, los castillos de arena o las neveras portátiles repletas de víveres para sobrevivir al día en la costa son algunos de los elementos que componen el costumbrismo estival. Sin embargo, entre toda esa rutina autoimpuesta que implica la salida al litoral, se encuentran parajes exclusivos en los que reencontrarse con la naturaleza.
De hecho, España es un lugar privilegiado debido a la calidad de sus playas. Así, los amantes del mar tienen a su disposición 7.905 kilómetros de zona costera bañados por el Mediterráneo y el Atlántico. Además, cabe destacar que somos el país que tiene más banderas azules como certificado de la calidad de su costa.
Por ello, National Geographic ha compartido su selección de las mejores playas de España, entre las que se encuentran propuestas ubicadas en la costa catalana. Transformar un instante agobiante del verano en una experiencia paradisíaca está a tan solo unos kilómetros de la ciudad. Estas dos playas de la comunidad son perfectas para olvidar las palas y los bocadillos en casa y adentrarse en una experiencia de ensueño.
Cala Aiguablava
La localidad gerundense de Begur cuenta con un impresionante tesoro natural. La Cala Aiguablava hace referencia en su nombre al espectacular tono azul turquesa de sus aguas. Rodeada de acantilados y de la vegetación más característica de la región, esta playa es una de las más aclamadas de la Costa Brava a pesar de su reducido tamaño. Así, el paraje es un lugar único para desconectar de la rutina de la ciudad y conectar con la naturaleza.
Cala Pola
También en la provincia de Girona, la playa de Cala Pola dispone de un paraje único en el que disfrutar del mar. A tan solo 4 kilómetros de Tossa de Mar, el entorno conserva una magnificencia en la que apenas se aprecia la intervención del ser humano. Su costa está bañada por aguas cristalinas que nos evocan parajes lejanos sin salir de Cataluña. Además, desde el mirador de Sant Jaume se pueden apreciar unas vistas de la cala que hacen justicia a su indudable belleza. Toda una fusión perfecta de mar, vegetación y arenas doradas.