La decisión responde a motivos animalistas y entra en vigor hoy mismo.
El desencadenante o, dicho en formato de frase hecha, la gota que colmó el vaso fue la muerte de un caballo que arrastraba un carruaje. Un carruaje orientado al ocio turístico arrastrado por un caballo llevado, literalmente, a la extenuación.
La decisión, ya lo comentamos cuando se hizo público, fue tomada en noviembre: no más paseos en carroza con caballos tirando de ella. Al menos no por ocio y con fines lucrativos. En situaciones vinculadas a la festividad popular, en actos tradicionales como Tres Tombs, la Feria de abril o Sant Medir seguirán desfilando los caballos.
Así, ayer se pudo ver en las calles de Barcelona, en algún tramo entre La Rambla y la Ciutadella, al último carruaje de caballos recorriendo la ciudad. A partir de hoy mismo está prohibida esta práctica, así como -consecuente y lógicamente- la emisión de licencias para desarrollarla.
Es irónico y hasta cómico recordar que en Barcelona, a día de ayer, sólo había un carruaje con cuatro caballos en funcionamiento. Y es justo destacar que ya nunca más lo habrá. En parte gracias a asociaciones animalistas como FAADA -quienes también empujaron para que desaparecieran los cetáceos de los acuarios de Barcelona-.