Solo faltaba ese punto. El paseo marítimo que se alargó con la construcción del hotel Vela acababa, de forma abrupta, justo debajo del hotel, ante una pared de hormigón que obligaba a dar la vuelta y a mirar desde abajo a los que asomaban a la barandilla que arriba, desde la plaza de la Rosa dels Vents -la que hay detrás del hotel- servía de mirador sobre todo el litoral barcelonés. Este corte brusco del paseo ya tiene solución, y la plaza de la Rosa dels Vents y ese tramo del paseo, llamado Paseo Mare Nostrum, se conecta con unas escaleras que hacen a su vez de mirador, permitiendo conectar, por fin, la playa con el rompeolas.
Estas escaleras son el resultado de un proyecto del estudio de arquitectura External Reference, dirigido por Carmelo Zappulla, y ha costado 1,5 millones de euros. La obra completa el paseo y pone una pica más en este espacio ganado al mar. Las escaleras no solo conectan y salvan el desnivel entre el paseo Mare Nostrum y la plaza de la Rosa dels Vents, si no que también funcionan como un nuevo mirador sobre la costa barcelonesa en dirección a Badalona.