Con el auge de los móviles quizás se haya perdido el arte de pensar embobados durante un viaje de metro. Pero seguro que a muchxs os pasa todavía a diario. Subís aún medio dormidos al vagón en vuestra estación, y por vuestra mente adormilada resuenan las voces que anuncian por los altavoces: «Propera parada, Rocafort». Y vosotros, con esa lucidez que permite el pensar sencillo del dormido os preguntáis ¿Qué significa Rocafort? ¿Por qué tenemos una calle y su parada de metro con nombre de queso mal escrito?
Pues para tu información, Rocafort no es un queso francés, si no un caballero guerrero del s. XIII que fue lugarteniente de Roger de Flor y posteriormente su sucesor al frente de los almogávares. Así lo explica [trackLink link_url=»https://noticies.tmb.cat/historia»]la nueva serie que ha sacado TMB este verano para entretenernos explicando los orígenes de los nombres de las paradas de metro[/trackLink] de la red del subterráneo de la ciudad.
En ella se nos explica también, por ejemplo, que Clot es el topónimo de un barrio que ya aparece en época medieval (Clotum Mellis, es decir, Clot de Mel) y haría referencia a una hondonada alrededor de la acequia Comtal, muy rica en huertas y en colmenas de miel. O que la Fontana de Gràcia hace referencia una esplendorosa fuente situada en una antigua casa conocida popularmente como la casa de la serpiente, que estaba donde ahora están los cines Bosque.
Y aunque alguna como Sant Andreu nos pueda parecer obvia (es la parada del barrio de Sant Andreu), quizás no nos habíamos preguntado aún por qué Sant Andreu se llama como se llama. Aquí encontraremos explicación. Al final una red de metro es un mapa como pocos para explicar una ciudad y los puntos que ella considera importantes de sí misma.
Así que si quieres tener algo más en lo que pensar cuando vuelvas al metro este septiembre, date una vuelta por los artículos que publica TMB con los orígenes de los nombres de sus paradas[/trackLink]. De momento están la L1 (roja) y la L3 (verde), pero próximamente irá publicando más, ayudando a enriquecer ese mapa que nosotros, adormilados, escuchamos cada mañana bajo tierra: «Próxima parada…»