El parque apenas lleva dos semanas abierto.
Aunque pudiera parecer que hemos cogido una causa y una consecuencia al azar y la hemos puesto junta en un mismo titular, no es así. Esto ha pasado. Y, para más inri, es un parque recientemente abierto: se inauguró hace dos semanas.
El parque, que está en Sant Andreu y debe su nombre a Antonio Santiburcio, tiene 234 surtidores de agua iluminada que lo convierten casi en un parque acuático. El del parque de Santiburcio es un espectáculo acuático, lumínico y visual para todos los públicos y habilitado al baño.
Pues bien, ahora lo que será (ya está) cerrado, son los surtidores referidos en el párrafo anterior.
El tema es que se ha registrado un brote de gastroenteritis en niños que habían estado jugando en la zona. Según las fuentes, son doce los niños afectados. Todos ellos, eso sí, con síntomas leves.
Otra cosa importante es que las fuentes funcionan con agua potable de la red de abastecimiento. Aunque también es cierto que algunos ciudadanos han daclarado a Betevé que en los últimos días se podía oler un olor a cloro más intenso del habitual.
La Agència de Salut Pública de Barcelona, en lo que parece una decisión un poco salomónica, han sido tajantes y esperan que la traslación del refrán (“muerto el perro, se acabó la rabia”) tenga todo el sentido del mundo. Al menos, eso sí, mientras se hacen los análisis correspondientes.
Las fuentes municipales preveen reabrir el parque el próximo martes. Y, es más, pretenden que esa reapertura sea, al mismo tiempo, la fiesta de inauguración oficial en la que se invita a los ciudadanos a acudir con bañador.