Ecologistas en Acción ha publicado, como cada año, el informe Banderas Negras 2023, el estudio que, frente al de las Banderas Azules -que señala las mejores playas-, muestra los casos más significativos de contaminación y mala gestión ambiental en las costas del estado español.
El estudio, que se realiza desde 2005, puntúa las playas otorgando dos marcadores en cada provincia con litoral — uno por contaminación y otro por mala gestión, y ha señalado a seis playas de Catalunya con las peores playas de la comunidad autónoma. Estas son las seis banderas negras de la costa catalana.
El informe completo, con los motivos de cada playa para figurar en la lista, los antecedentes y las propuestas de mejora para cada espacio, se pueden consultar en la web de Ecologistas en Acción.
Delta del Ebro (Tarragona)
La costa del Delta de l’Ebre, una de las hoyas naturales de Catalunya, es la primera bandera negra que figura en la lista. El motivo es que la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha comunicado el recorte del 50% de la dotación de agua para los arrozales del Delta del Ebro a las dos comunidades de regantes, hasta los 250 hm³ para los dos márgenes delta.
Desde Ecologistas en Acción insisten que «ante la mala gestión generalizada que existe en los diversos usos del agua y el agravio de la disminución de las precipitaciones en los últimos años provocadas por el cambio climático, la CHE ha fijado la reducción de hasta un 50% de la dotación de agua para los arrozales del Delta del Ebro.»
«Estas decisiones», dicen, «no son la solución al problema de la falta de agua, ya que la principal causante de la situación es la mala gestión del agua que se realiza por parte de las administraciones, pues se reducen los usos agrícolas del agua, con una afectación directa negativa a espacios naturales protegidos, antes que las dotaciones de agua industriales o los usos innecesarios e indiscriminados de agua potable que realizamos».
Preventorio de La Savinosa (Tarragona)
Entre las playas de la Savinosa y de la Arrabassada de Tarragona hay un antiguo preventorio (institución para la prevención del desarrollo y propagación de enfermedades) antituberculoso infantil que estuvo en funcionamiento desde 1929 hasta 1967, conocido como “El Preventori”.
Desde hace décadas el edificio se encuentra en estado ruinoso y se proyectan diversos usos a lo largo del tiempo, siendo la última propuesta de macroproyecto urbanístico realizada en 2022.
Ecologistas en acción critica que, «de nuevo, las administraciones públicas buscan impulsar proyectos urbanísticos en primera línea de mar, esquilmando los últimos espacios verdes del litoral tarraconense, mediante la creación de un “hub cultural” y doblando la superficie edificable existente actualmente.
Playa de Vallcarca (Barcelona)
En el infore de Banderas Begras explican que «recientemente ha trascendido el proyecto presentado al Ayuntamiento de Sitges por FCC, la empresa matriz de cementos Uniland, propiedad de Esther Koplowitz y capital del magnate mexicano Carlos Slim: un proyecto que prevé transformar la antigua cementera ubicada en la playa en un megacomplejo turístico, con apartamentos, hoteles, zona comercial, de equipamientos y un presunto campus tecnológico de alto nivel».
«La propuesta de FCC», cuentan, «es un nuevo pelotazo urbanístico de manual para acelerar las ganancias en un momento en que se ve una profunda crisis económica a punto de llegar. Aprovechando el prestigio de Sitges y el alto precio de la vivienda, la empresa constructora realiza varias piruetas argumentales para justificar el proyecto sobre conceptos idolatrados actualmente por los políticos como «tecnología», «medio ambiente» y «ocupación»».
El macizo, asimismo, sufre el déficit histórico de no haber sido declarado formalmente como Parque Natural, de acuerdo con la Ley 12/1985 de espacios naturales de la Generalitat de Catalunya. Por eso, el gobierno del país no invierte dinero desde su
creación.. Desde Ecologistas en Acción critican que ni los Ayuntamientos, ni la Diputación, ni la Generalitat, han sido capaces de impulsar la declaración de Parque Natural, a pesar del consenso total de las entidades científicas y de defensa del territorio en este sentido desde hace años, demostrando una gran desidia por el entorno natural.»
Playas de Badalona
De la playa de Badalona, Ecologistas en Acción explica, como motivo para incluirlas en esta lista que, «debido a diversos factores relacionados con una pésima gestión de las playas, el agua, el urbanismo y las actividades industriales, Badalona dispone de un extenso historial de
episodios de contaminación, tanto en la arena de la playa como en las aguas costeras»
Éstos episodios ocasionan la presencia relativamente frecuente de banderas rojas ondeando, aunque también se especula con la posibilidad de contaminación más difusa debida a la contaminación histórica del subsuelo, de forma similar a como sucedió en la playa de Sant Adrià del Besòs, que abrirá este año a pesar de haber permanecido cerrada durante 2 años debido a la detección de altas concentraciones de metales pesados cancerígenos. Por todo ello, la playa de Badalona recibe también la bandera negra.
Playas de Begur
Algunas de las playas de Girona y la Costa Brava tampoco se libran de la Bandera Negra. Concretamente en la de Begur, «el urbanismo desaforado, la apuesta por el cemento en los espacios naturales, la construcción de urbanizaciones que generan una gran presión sobre el entorno, la biodiversidad y los recursos hídricos escasos, son una tónica habitual en la costa catalana, y en concreto en Begur».
Según el informe, «las políticas que apuestan por este modelo de desarrollo colisionan frontalmente tanto con las necesidades del medio como de la población».
Golfo de Roses
Del Golfo de Roses, el informe critica la creación del macroparque eólico, ya que «la implantación de un proyecto faraónico como este perpetúa un modelo obsoleto de empresas transnacionales que controlan el mercado de la energía y explotan y expolian el territorio sin tener en cuenta sus valores medioambientales, paisajísticos, sociales y económicos».
Según el informe, «este proyecto tendría graves impactos tanto a nivel marino como del territorio, y ocasionaría consecuencias irreversibles por los valores medioambientales, paisajísticos, sociales, económicos y culturales de todo el Empordá».