El pollo frito tiene la virtud de gustar a todo el mundo y la desgracia de haberse ganado, por culpa de algunas cadenas de comida rápida, el sambenito de comida basura, hecha con prisas y de cualquier manera. Piel de Gallina viene a demostrarnos que estábamos equivocados.
La propuesta de Piel de Gallina (Carrer de Magalhães, 35), con local en Poble Sec pero también opción de delivery, es ofrecer un pollo frito gourmet de primerísima calidad y hacerle viajar por todo el mundo, con sabores que recuerdan a la cocina coreana, la yankee, la mexicana, la marroquí o la tailandesa.
Repetimos: olvida aquella idea del pollo frito grasiento volcado de cualquier manera en cubetas.
El responsable de cocina, Daniel Viejo-Prado, utiliza pollo campero de L’Empordà y el resultado son piezas jugosas y tiernas, llenas de sabor. Sus piezas de pollo frito se sirven en diferentes salsas pero también puedes pedir su versión a la brasa, su versión cachopo, su Po Boy (bocata de milanesa de pollo) o incluso el fake chicken hecho con berenjena frita.
Nosotros probamos su Pollo Seúl, acompañado de una salsa a base de soja, miel, ajo, chile coreano, mayonesa casera de kimchi y con toppings de jengibre, cebolla y arroz crujiente.
El pollo viene acompañado de sus patatas del corral, que las hacen a la brasa en su horno Josper, el mismo que utilizan para brasear su pollo no frito, y las acompañan de romero frito. También son espectaculares sus aros de cebolla, rebozados con una harina mezclada con 9 especias diferentes. Pero no son el único entrante, quizá tampoco el mejor.
Si tuviéramos que decantarnos por alguno de sus acompañantes, el premio gordo se lo llevan sus Chicken Balls, recién incorporadas a la carta. Se trata de unas bolas crujientes rellenas de pollo a la brasa y queso edam cubiertas de maíz tostado. Una explosión de sabor increíble.