Mientras el debate sobre la conciliación avanza lentamente, los datos siguen dejando una cosa clara: las mujeres cargan con más responsabilidades y tienen menos tiempo para ellas mismas. Así lo confirma la última Encuesta Ómnibus Municipal de Barcelona, que en su edición de diciembre de 2024 analizó en profundidad la llamada pobreza de tiempo —la falta de horas disponibles para actividades personales o de ocio tras cubrir el trabajo remunerado y no remunerado.
El informe revela que un 32,2 % de las mujeresno dispone de al menos tres horas al día para sí mismas, frente al 24,6 % de los hombres. La brecha se amplía en las edades centrales, entre los 35 y los 54 años, cuando muchas mujeres combinan empleo con crianza, cuidados y gestión del hogar. En cifras, las mujeres dedican una media de 8,5 horas diarias al cuidado de personas, mientras que los hombres destinan 6,2 horas.7

La consecuencia de esta carga es clara: el 59,6 % de las mujeres afirma sentir angustia por falta de tiempo, en comparación con el 49,6 % de los hombres. Además, un 17 % de las mujeres con personas a cargo declara dedicarse por completo a los cuidados, una labor no siempre reconocida ni visibilizada.
A pesar de todo, la mayoría considera que su dedicación es «adecuada»: un 57 % de las mujeres y un 56 % de los hombres. Aunque paradójicamente, son más los hombres (35,5 %) que las mujeres (33,8 %) los que dicen dedicar “insuficiente” tiempo a cuidar.
En una ciudad que presume de innovación social, esta encuesta pone sobre la mesa un desafío urgente: repensar el reparto del tiempo para que también sea una cuestión de igualdad. Porque el reloj, cuando no es justo, también marca desigualdades.