
La locución arrancaba cada mañana con la misma fórmula: «Govorit Radio Svoboda» («Habla Radio Libertad»). La emisora se llamaba Radio Liberty, una infraestructura de propaganda estadounidense ubicada en la playa de Pals (Girona) desde la que se radiaba en más de 16 lenguas con el foco puesto en los territorios del otro lado del telón de acero.
Información velada, claro, porque si todo este verso de la objetividad periodística y la neutralidad de la información no lo compra hoy nadie, imaginen en plena Guerra Fría.
Las razones que motivaron la elección de la playa de Pals fue su orografía de dunas y matas bajas que no obstaculizaban la transmisión de las ondas de radio. Además, el mar al frente ayudaba a potenciar la expansión. Las primeras emisiones comenzaron en 1959 después de que el gobierno de Estados Unidos comprase los 333.500 metros cuadrados de terreno por siete millones de pesetas. Luego, no entendemos bien por qué, el gobierno estadounidense cedió el terreno al gobierno español, de manera que era este el que se lo arrendaba a aquel.
Hoy, la sobreinformación y el avance imparable las tecnologías de información hace incomprensible que una radio yankee pudiera tener semejante relevancia informativa, es decir, política, desde un pueblo como Pals. Alrededor de 200 personas formaban el equipo de la emisora. Para hacernos una idea del papel de Radio Liberty y de su preeminencia en las ondas sirve el caso del desastre de la central nuclear de Chernóbil. Cualquier que haya visto el serión de HBO sobre el tema lo sabe; cualquier que haya leído algo de historia lo puede imaginar: la información que los ciudadanos de la república soviética de Ucrania recibió durante las primeras 48 horas tras la explosión del reactor nuclear fue nula. Ahí estaba sin embargo, Radio Liberty. La única información que llegaba a los países de la órbita soviética provenía de antenas occidentales y Radio Liberty fue aquellos días la más escuchada. Más que la BBC.
Otro ejemplo, años más tarde, fue el de Mijaíl Gorbachov en 1991, entonces jefe de Estado de una Unión Soviética que se desmembraba. Gorbachov admitió que, encerrado en una habitación, Radio Liberty supuso una gran fuente de información para conocer algunas de las cosas que estaba pasando en su país, afectado de un hermetismo atroz.
Pero con el desmembramiento de la Unión Soviética el papel de Radio Liberty y su infraestructura quedó relegado a una serie de antenas gigantes junto al mar que enturbiaban el paisaje e incomodaban a los lugareños.
La última emisión de las antenas de Pals fue el 25 de mayo de 2001. Brian Conniff, director en funciones de la Oficina de Radiodifusión Internacional, señalaba ese mismo día que «la creación en la antigua Unión Soviética de instituciones de democráticas y de economías de mercado ha hecho disminuir de manera significativa la utilidad de la estación de la playa de Pals como servicio de retransmisión del Gobierno norteamericano, de forma que su continuidad no se puede justificar más, ni desde el punto de vista operativo ni de financiación»; tampoco debido a la irrupción de «diferentes medios de comunicación más avanzados y la disponibilidad de otros enclaves de retransmisión para cubrir la antigua Unión Soviética». El frigorífico mató al hielero.
Además, los vecinos se quejaban de la presencia de aquellas imponentes antenas cuyas consecuencias para la salud no conocían muy bien, pero la especulación siempre era catastrofista; el otro argumento era que ahuyentaban a los turistas. Las consecuencias fueron rápidas. El 22 de marzo de 2006 se derribaban mediante demolición controlada la hilera de antenas enormes, blancas y rojas. El lugar, que pertenece al Estado y forma parte del Parc Natural del Montgrí, les Illes Medes i el Baix Ter, es hoy una zona protegida, pero la exclusión de acceso al lugar de entonces también convirtió aquello en una reserva viva, según contaba al diario El País Maria Dolors Sarrinat, ATS del centro durante 12 años. Un vergel rodeado de verjas donde campaban a sus anchas » ardillas, pájaros increíbles, conejos, serpientes y escorpiones».
De aquello solo queda un edificio abandonado y medio ruinoso. Todo el material técnico de entonces, tan puntero y que hoy sería historia viva de la comunicación, fue desmantelado y saqueado.
Fotos: Wikimedia Commons