
Diríamos que lo sabemos gracias a un twittero, pero puede sonar despectivo y no hace justicia a la dimensión de Oriol Querol, periodista como la copa de una secuoya.
Las razones que han motivado su investigación las desconocemos. Las de la viralidad del hilo, las intuimos: a ocho años de acabar la Sagrada Familia, después de tantos y tantos años de espera, se podría estar incurriendo en un error. Un error que reposaría sobre la construcción de la basílica en base a la interpretación que los arquitectos han hecho de los documentos. Y no a la concepción real de Gaudí.
A saber, Gaudí pasó los últimos años de su vida enfrascado en el que sería su proyecto maestro. Dicen los historiadores que incluso instaló su casa en el interior de la prematura Sagrada Familia. Dicen también los historiadores y los periódicos de la época que muró arrollado por un tranvía.
Una vez muerto y con la intención de retomar el proyecto, se descubren en el taller bocetos y maquetas (bueno, descubrir tampoco porque los documentos no estaban escondidos) relativos a cómo sería el curso natural de la construcción de la basílica.
Estalla la Guerra Civil, se priorizan según qué cosas, el taller-casa de Gaudí es saqueado, se queman una serie de documentos y se destrozan otras tantas maquetas. Así, la mayoría de ideas proyectadas por Gaudí estaban (están) sólo en su cabeza. Y su cabeza, a tres metros bajo tierra. De ahí la importancia de esos papeles.
Hay un detalle importante en un boceto de Gaudí que puede que haya pasado siempre desapercibido.
¿Es posible que se esté cometiendo un error en la interpretación de sus diseños de la Sagrada Familia?
¿Y es posible que la clave esté en el cuerpo de Ed Sheeran? Me explico ⬇️ pic.twitter.com/QYv7E0RfQR— Oriol Querol (@OriolQF) 17 de junio de 2018
El caso es que, según sabemos gracias a Oriol Querol, uno de los diseños quedó guardado en un cajón durante 80 años. En ese dibujo estaba el monumento que Gaudí ideó para homenajear a su amigo el obispo Torras i Bages.
En resumidas cuentas, la conclusión a la que ha llegado Querol es la siguiente: la fachada de la Pasión tiene un hueco que no tiene la fachada del Nacimiento. Este hueco debe ser (por lógica) el correspondiente al monumento Torras i Bages. Gaudí no lo proyectó sobre el papel, presumiblemente, porque no le cabía en el croquis.
Para más inri, la sordidez del asunto alcanza cotas inimaginables al descubrir que el mismísimo Ed Sheeran tiene tatuada la Sagrada Familia. Es más, tiene tatuada la fachada de la Pasión. Y, es más, tiene tatuada esa fachada con el hueco correspondiente al monumento rellenado.
Ed Sheeran hizo uso de una foto que los arquitectos actuales considerarían errónea. Con lo cual (y en el caso de que los arquitectos reculasen), el cantante y actor inglés se podría erigir en oráculo barcelonés. Podría ser que demostrara que no sólo va varios años por delante de todos nosotros. Sino que también va varios años por detrás. Es temporalmente ubicuo.
Ahora, el comentario que se debería escuchar en todas las barras de todos los bares de toda Barcelona debería ser el siguiente: «Casi cien años reinterpretando la Sagrada Familia, para que venga un twittero y te dé la lección de humildad de tu vida».