
Ya hace un tiempo que el progreso del cambio climático y el aumento de las temperaturas complica la vida de las estaciones de esquí, un negocio boyante en otro tiempo en el Pirineo catalán que ahora tiene que buscar diversificaciones para aguantar temporadas cada vez más cortas cuando no inexistentes.
Si la nieve artificial ya es un recurso habitual, ahora se suman otras actividades de montaña que no requieren nieve como las excursiones por la montaña y los paseos en bicicletas BTT. A esto, la estación de Boí Taüll, ubicada en la Alta Ribagorça, ha añadido un proyecto innovador: la construcción de una tirolina más larga de Cataluña, con una extensión de 1,2 kilómetros.
La tirolina será doble, y alcanzará velocidades de descenso de hasta 100 km/h, pero. eso sí, dispondrá de dispositivo de autofrenado para reducir la velocidad. Se podrá descender solos o en pareja, y elegir entre diferentes posturas, incluida la posición de ‘Superman’.
El proyecto, desarrollado por Ferrocarrils de la Generalitat, propietaria de la estación de esquí, costará 1,5 millones de euros, y prevé una primera fase del proyecto consistente en la construcción de un tramo de 200 metros desde la base de la estación hasta una plataforma en el Pla de Vaques que se inaugurará este mismo verano. La segunda fase completará el kilómetro restante, cruzando el valle y terminando en el aparcamiento cerca de la carretera L-501.
La tirolina de Boí Taüll será la más larga de Cataluña, pero la más extensa de toda España se encuentra no muy lejos, en Huesca, concretamente en Ordesa, con casi dos kilómetros de trayecto. Actualmente, la tirolina más larga en Cataluña mide 270 metros y está ubicada en Campdevànol.