Este artículo fue redactado originalmente por F. Narváez
Por suerte, podemos aclararte ambas dudas y explicar uno de los entresijos históricos más curiosos de la ciudad de Barcelona. Si quieres ver el torno de los huérfanos (torn dels orfes) en persona -así se le llama a este hueco en la pared- tendrás que visitar el número 17 del Carrer de les Ramelleres, situado en la Plaça de Vicenç Martorell en el Raval. Allí encontrarás un edificio que alojó durante un tiempo a la Casa de Misericordia, un antiguo convento que recogía a huérfanos sin hogar o niños abandonados y que hoy día es una Oficina de Atención Ciudadana del Ajuntament.
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Con lo que acabamos de decir, no hay que ser muy avispado para ir haciéndose ya una idea de para qué servía este peculiar agujero que hacía de torno, ¿no? En efecto, aquí dejaban las madres a los niños que no querían desde el anonimato, bien porque no los pudieran mantener, porque los hubieran tenido fuera del matrimonio o simplemente porque eran hijos no deseados.
El funcionamiento era muy sencillo: dejabas al bebé en el torno, tocabas al timbre para avisar a las monjas de las Hermanas de la Caridad y girabas el mecanismo para que el bebé entrara en el edificio. Así la criatura comenzaba una nueva vida, renombrándose generalmente como el santo del día en que llegaba al convento y el apellido Expósito (como se conocen a los bebés abandonados).
La pequeña ranura en el segundo agujero situado a la izquierda del torno servia para dejar limosna con el fin de ayudar a los primeros cuidados del bebé. El sistema funcionó hasta 1931 y el torn dels orfes permanece hoy como recuerdo histórico. Eran otros tiempos.