Entre los meses de marzo y agosto la caída en picado de la facturación del sector de la restauración ha provocado que muchos locales se vieran obligados a echar la persiana. Según datos de la Cámara de Comercio de Barcelona, un total de 2.600 establecimientos han desistido en su batalla contra la reducción de los ingresos, bien por la ausencia de turistas, bien por las restricciones impuestas por las medidas de seguridad.
La cifra supone un 5,6 por ciento de todos los bares y restaurantes de Catalunya, una cifra dramática que seguro crecerá con las nuevas medidas que desde el Govern contemplan el cierre de estos locales durante 15 días.
Algunos miembros del sector se concentraron ayer ante las puertas del Palau de la Generalitat en protesta frente a unas medidas que, consideran, terminarán por hundirles, mientras desde el Govern se argumenta que es la única forma de frenar la escalada de casos, dado que la mayoría de los nuevos positivos tienen su origen en bares y restaurantes.
La cifra podría crecer. Según publica el diario El País, una reciente encuesta de Pimec revela que el 18,7% de sus asociados, pequeñas empresas y autónomos, el perfil de los bares, consideran echar el cierre definitivo en el corto plazo.
En el sector de la restauración las nuevas medidas no han sentado nada bien. El Gremio de Restauración de Barcelona considera una medida «inadmisible» y lamenta que estas nuevas restricciones puedan «estigmatizar» al sector. El presidente del Gremio, Roger Pallarols, incluso amenazó con «que vengan los Mossos y nos cierren, es lo que nos están diciendo muchos agremiados”.
Por su parte, el secretario general del Departamento de Salud, Marc Ramentol, aseguró que, aunque el sector había cumplido con las medidas de seguridad que se le exigieron, bares y restaurantes siguen siendo “los lugares por antonomasia de la interacción social”, y, por tanto, foco de contagio mayoritario.