Un problema que nos atañe a todos.
Cada año entran 570.000 toneladas de plástico en aguas mediterráneas. Quizás la cifra por sí misma no diga nada o no tanto como la siguiente: esas 570.000 toneladas son el equivalente a arrojar al agua 33.800 botellas de plástico… cada minuto.
El informe lo ha hecho público la oenegé WWF y Barcelona no ha quedado en buen lugar. Según las cifras, Barcelona es la segunda zona en la que más residuos plásticos se acumulan en su litoral. La acumulación diaria es de 26,1kg por kilómetro. El ranking lo encabeza el litoral de Cilicia en Turquía con 31,3 kg por kilómetro.
El resto de zonas que integran la lista tienen una peculiaridad en común: todas ellas son esencialmente turísticas. Aunque no solo el turismo es una fuente de contaminación. También lo son la pesca o el transporte de mercancías.
La repercusión de esta noticia no debe tener una intención flageladora. O no exclusivamente flageladora. La labor individual (“piensa en global, actúa en local”) no es ni mucho menos decisiva, pero sí necesaria. La noticia, creemos, debe ser catártica y generar una concienciación bidireccional. Primero, hacia el individuo. Después, hacia las organizaciones públicas y privadas.