Los temores de clausura se han disipado de un plumazo gracias a los 40.000 euros (sí, casi siete millones de pesetas) recaudados en crowdfunding.
Bueno, al menos por ahora. Cerrar, suponemos que cerrará algún día, pero ese día no será uno de 2018.
Aunque en un sentido estricto de la palabra hemos mentido: literalmente hablando sí que cerrará… para abrir un local en otro punto de Barcelona. Del número 30 de la calle Enrique Granados moverá sus 44.300 referencias cinematográficas a la Calle Viladomat, 239. Mil doscientos metros de distancia.
Video Instan, gestionado por Aurora Depares -hija de los fundadores y antiguos propietarios-, se ha enfrentado a este problema como consecuencia de la imposibilidad de pagar el alquiler: el arrendador pretendí aumentar el precio un 200%. Inasumible para un concepto de negocio tan en decadencia como es el videoclub.
De ahí que Video Instan haya tenido que reinventarse: de videoclub a centro de reunión entre industria y cinefilia. De videoclub a hemeroteca. De videoclub a símbolo del buen cine. A ente barcelonés apoyado por personajes de la talla de Leticia Dolera, Judith Colell, Almodóvar o Bayona.
En ese proceso de reinvención y como parte del lugar al que irá el dinero recaudado, el Video Instan tendrá que montar estanterías, sí, pero también creará un cine de 32 butacas y una cafetería.
Una buena noticia para los nostálgicos, qué duda cabe.