Hace unos días el Ayuntamiento de Barcelona publicó la Enquesta de Serveis Municipals, donde se recoge la percepción de los ciudadanos sobre la ciudad y su barrio (grado de satisfacción, problemas y demandas, evolución, etc.) y su opinión sobre la gestión municipal.
En ella, lxs ciudadanxs de Barcelona expresaron sus principales preocupaciones, entre ellas, la inseguridad y la limpieza de las calles, los dos principales problemas que ven los barceloneses en su ciudad. Ahora, el nuevo Ayuntamiento busca poner freno a esta percepción. Si hace unos días presentaba un plan para mejorar la limpieza de la ciudad, ahora presenta otro para cambiar la sensación de inseguridad.
El plan consiste, como ha anunciado el nuevo alcalde Jaume Collboni, el nuevo alcalde, en coger las sanciones que ya existen para castigar actos incívicos y, simplemente, multiplicarlas. Así, tanto Collboni como Albert Batlle, teniente de la alcaldía de Seguridad, han anunciado que endurecerán las sanciones de la ordenanza de civismo hasta en un 55%, buscando solucionar con multas la aparente proliferación de incivismo en las calles de la ciudad.
600 euros por beber en la calle
Con este aumento, las multas por algunos actos incívicos habituales de ver en las calles de Barcelona, pasarán a tener cuantías llamativas. Orinar en la calle pasará de 200 euros a 300, y hace pintadas en edificios públicos, de 300 a 500 euros, una sanción que puede subir a los 600 euros si el edificio es patrimonio público.
De la misma manera, por beber en la calle se podría aplicar la sanción más alta ya existente, que son 600 euros de multa en algunos casos. Albert Batlle, teniente de la alcaldía de Seguridad, ha asegurado que serán “muy exigentes” y que la Guardia Urbana será estricta al respecto. Según el nuevo consistorio, las nuevas medidas pretenden reforzar y ampliar el mantenimiento, contribuir a mejorar la convivencia y garantizar el civismo en la ciudad.