Ya hace meses que Barcelona lucha contra el ruido nocturno. El regreso a la normalidad tras la pandemia ha hecho de la ciudad una olla en donde se bullen las ganas de salir de los barceloneses tras dos años de restricciones mezcladas con las hordas de turistas enfiestados que han vuelto a la ciudad con la recuperación del turismo. Las consecuencias las están pagando los vecinos, que ven como el ruido aumenta de noche e impide el descanso.
Para empezar a encarar el asunto y determinar el nivel de ruido de las zonas más tensionadas de la ciudad el Ayuntamiento ha instalado 11 sonómetros que determinarán los decibelios que los vecinos están soportando en estas noches de verano. Los sonómetros se están colocando en la calle Enric Granados, la plaza de George Orwell, la calle de Joaquim Costa, la de Almirall Churruca, la Rambla del Poblenou, la calle Rogent, la de la Allada Vermell, en Nou de la Rambla, en la plaza de Osca, en el Triangle Lúdic y en algunas plazas de la Vila de Gràcia.