Hay un rincón del litoral barcelonés que parece sacado de una película de aventuras. Un bosque escondido detrás de vallas altas, puertas con cerradura y un silencio casi mágico. No, no está custodiado por centauros ni dragones: lo que guarda este lugar es algo todavía más raro de ver en la costa catalana… un bosque mediterráneo en estado puro.
Hablamos de la pineda de Can Camins, en El Prat de Llobregat (carretera de la Platja, km 4,63). Es una de las pocas zonas donde todavía se conserva una pineda litoral sobre dunas en perfecto estado, un ecosistema tan frágil que el acceso libre está prohibido. Y precisamente por eso, entrar allí se siente como cruzar una frontera invisible: la del Mediterráneo más salvaje.
Cómo visitarlo

La única forma de acceder es apuntándote a las visitas guiadas gratuitas que organiza el Ayuntamiento del Prat el primer domingo de cada mes, excepto en julio y agosto.
Y ojo: no se puede reservar. Solo entran los 25 primeros que lleguen al centro de información turística Porta del Delta, justo frente a la entrada del bosque. Las visitas empiezan a las 11 h, así que mejor madrugar si no quieres quedarte fuera.
Qué verás dentro
Durante la hora y media que dura el recorrido, los guías te explican la flora y fauna del bosque, donde predominan los pinos, orquídeas y hongos. Con un poco de suerte, también podrás ver aves como el carbonero común o el pico picapinos, vecinos habituales de este rincón de silencio.
Si te animas a hacer la ruta completa, lo ideal es ir en bici. Desde la pineda puedes enlazar con el itinerario circular del Delta del Llobregat, que pasa por la desembocadura del río, la playa del Prat, la Torre de la Ricarda y el mirador de aviones.