Los búnkeres del Carmelo cerrarán por la noche. El enclave, uno de aquellos secretos a voces de la ciudad, que en algún momento fue un bonito lugar tranquilo para disfrutar de unas vistas de privilegio sobre Barcelona, ha muerto de éxito, y ahora vallará su acceso a la noche para evitar los botellones y el incivismo que se habían vuelto habituales.
En los últimos años, los búnkeres se habían vuelto un punto de encuentro habitual para turistas jóvenes, que habían encontrado en este espacio alejado, de acceso gratuito y vistas idílicas un lugar ideal para reunirse, hacer botellones y alargarse por la noche.
Esto, evidentemente, ha afectado a la calidad de vida de los vecinos de una zona que, aunque aislada, tiene un buen número de casas cercanas que sufrían los ruidos de estas «fiestas» al aire libre. Ahora, con este vallado, los vecinos del barrio descansarán, los turistas y fiesteros tendrán que buscar otro lugar para reunirse y el resto de vecinos de la ciudad perderán un lugar que una vez fue un rincón tranquilo y mágico donde pensar que la Barcelona que se abría a nuestros pies aún podía guardar secretos.
En un recorrido paralelo a la historia del Park Güell, la explotación de un espacio público para el uso turístico ha supuesto, a la postre, el cierre del acceso libre para los vecinos de la ciudad y, por tanto, la pérdida parcial de un espacio ciudadano.
Las obras empiezan ahora y durarán seis meses, tendrán un coste de 1,6 millones de euros, y se diseñarán de manera que el cierre de las vallas permita un recorrido que rodee la zona en el horario nocturno en que se mantendrá cerrada.