
La emoción es parecida a la de irse de colonias. Uno se encuentra con un grupo grande de gente, conocida y no, y espera a subirse al autobús calculando un poco con quién se sentará. En las manos cafés en lugar de cacaolats y, para los que empiezan animados, una caña que ya alegre la lengua el trayecto de media hora que une Barcelona con las bodegas de Can Virgili en Vilafranca del Penedés, la casa de la farra.
Ahí, en los viñedos familiares de los Virgili, espera la Calçofarra, las primeras calçotadas entregadas a la fiesta hechas en medio de un celler que conocemos hasta ahora. Como una calçotada, pero entre barricas de 8 mil litros de vino. Como una cata con paseo por una bodega, pero con barra libre en lugar de las 3 copas habituales. Como un vermut con amigos, pero con un viñedo, un dj y todas las copas que necesites para dar rienda suelta a tus ganas de parranda.
Como explican ellos, La Calçofarra es el sueño húmedo de cualquier aficionado a los calçots y la fiesta, una calçotada gastro-festiva organizada en el corazón del Penedès, con barra libre de carne, calçots, vino y ratafía, con DJ, actividades de grupo hardcore, y todo en un marco incomparable: Can Virgili, la bodega que ha visto nacer la Ratafía L’Hòstia, el vermut El Bandarra y el vino El Xitxarel·lo.
¿Cuál es el plan de una Calçofarra?
Como en las grandes fiestas, todo lo que puede pasar está pensado, pero nadie se espera lo que puede llegar a pasar. El programa está especificado en su web. Al llegar nos recibe una vermutada popular, con barra libre de vinos y vermut el Bandarra(o ratafia l’Hòstia si alguien quiere empezar fuerte), con embutidos, quesos, olicas y pan amb tomàquet. Por el camino, juegos, una petanca gigante, música y todo lo necesario para empezar a calentar el ambiente.
Más tarde, ya entonados, llegará la calçotada, dentro de la bodega, en mesas corridas donde se sirve botifarra, cansalada, pollo del Penedés... Todo cocinado a la brasa, con patatas al caliu y más barra libre de vinos El Xitxarel·lo i Vinyet negre.
Son pocos los que llegan al postre, porque enseguida empieza la fiesta propiamente, fuera, en la Plaça de la Farra, donde, con los viñedos de fondo de pantalla, nos ponemos a bailar, a jugar al limbo y, en general, a farrear conforme cae la tarde sobre la bodega.
Poco antes de irnos llegará el culmen de la fiesta, una misa hardcore por todo lo alto que mejor veáis vosotrxs mismxs. Y cuando ya estemos dados vuelta (y bien bebidos y bendecidos), tocará irse, pronto como en todas las fiestas buenas, pero listos y en buena hora para seguir por donde sea quien lo quiera.
El precio de la experiencia completa son 60€, pero si un grupo numeroso quiere pedir un autobus que lo lleve de ida y vuelta a Barcelona puede pedirlo por 70€. Y esto es lo que valen las mejores colonias que habrás pasado en tu adultez. La próxima, por cierto, es el 13 de abril, así que ya podéis ir reservando.