Comer calçots en Barcelona es una experiencia asociada siempre a los amigos y a la popularidad. Y es que dicen las malas lenguas que las amistades de una persona en esta ciudad se miden en la cantidad de veces que te invitan a una calçotada en los meses de primavera. O lo que es lo mismo, a más calçots, más popularidad. En un país donde el calçot es religión, el rojo de la bandera se pinta de color romescu y el número de amigos se cuenta en cebollas engullidas.
Los calçots y su derivada, las calçotades, son quizás, junto al Tió y las sardanes, la tradición más catalana y, sin duda, la más social y divertida. En torno a una humilde cebolla alargada Catalunya ha construido una forma de socializar que va más allá de comer, para convertirse en un auténtico evento identitario. Si los argentinos tienen el asado, los catalanes tienen la calçotada.
Y al igual que un asado también se puede hacer para uno, no hace falta ser multitud ni disponer de barbacoas o domingos libres para disfrutar de una buena calçotada. Barcelona y sus alrededores están llenas de masías y restaurantes donde comer calçots dentro de un menú completos de brasa donde el romescu es el protagonista.
Una ceremonia que no pondrá en riesgo tu dieta (depende de con qué lo acompañes), porque los calçots son muy ricos en fibra y agua, vitaminas y minerales, y tienen un aporte energético bajo, solo 35 kcal por 100 gramos, aproximadamente.
La temporada de calçots en Catalunya transcurre entre principios de enero y principios de abril, aunque el momento más óptimo para disfrutarlos es durante los meses de enero, febrero y marzo, habitualmente.
Nosotros te mostramos algunas de las mejores para ayudarte a transitar tu camino hacia la felicidad. Porque, aunque no sabemos si los calçots dan la popularidad, sí que tenemos claro que dan la felicidad. Como muescas en un revólver o rayas contando los días en una prisión, el número de tallos rectos de calçot que hayamos ingerido en los próximos meses determinará, con bastante certeza, cuán felices hemos sido.
Bodega Joan, donde comer calçots de noviembre a abril
En pleno Eixample, los calçots de la Bodega Joan se hacen en una auténtica brasa, como debe ser. Cuentan con más de 80 años de tradición, que te aseguran una calçotada a la altura de su fama. Para acompañar tus calçots, tienes que probar sus alcachofas, el pulpo a la gallega y los caracoles.
📍 Av. de Francesc Ferrer i Guàrdia, 13
💸 Menú a 33,50€
La Foixarda, la brasería inesperada detrás del MNAC
En época de calçots, disfrutar de una comida mediterránea en su terraza es todo un lujo. No porque se te olvide que estás en Barcelona y sientas que estás en el campo, además, tiene vistas a la pista central de la hípica.
📍 Av. de Francesc Ferrer i Guàrdia, 13
💸 Menú a 32’50€ con teja de 15 calçots
Can Punyetes, comer calçots en pleno barrio de Gràcia
Dentro de Barcelona, Can Punyetes es uno de los restaurantes más famosos donde comer calçots. Tienen varios locales: uno en Gràcia, dos en Sarrià y otro en Sabadell. Nosotros nos quedamos con el de Gràcia porque nos parece más auténtico.
Desde 1981, tres amigos ponen la esencia en este local de barrio con el propósito de trabajar con productos de primera calidad y un toque distintivo por aquel entonces: la brasa abierta a los clientes.
📍 Varias ubicaciones
💸 Precios en carta por temporada
Can Vador, calçotades de Eixample
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Can Vador es uno de los clásicos discretos a los que uno recurre cuando busca comer calçots en Barcelona. Dominan el recetario clásico pasado por la brasa, y sus menús del día a 20 euros y de fin de semana a 30 son bastante imbatibles. Pero hoy nos ocupa la aventura de comer calçots, y como buena brasería catalana tradicional, Can Vador no falla en su cita con la cebolla alargada.
Los dos restaurantes de la cadena ofrecen un menú de calçotada donde, por 35 euros, tenemos calçots de la DO Valls con su salsa romescu y una parrillada de carnes también con DO que nos permitirán disfrutar, en pleno Eixample, de un almuerzo de aquellos de copa, café y puro.
📍 C/ de la Diputació, 367
💸 Menú calçotada, 20€ entre semana, 30€ fines de semana
Can Borrell, para los urbanitas de campo
Para aquellos que buscan campo, pero tampoco demasiado, Can Borrell es el lugar que esperas encontrar. Después de una corta caminata de quince minutos por el bosque desde Sant Cugat (y a 20 en coche desde Barcelona), la chimenea humeante de esta masía anuncia la parada y fonda deseada para aquellos para los que salir al campo es una excusa para comer rico.
La carta ofrece distintos menús de cocina tradicional catalana, y también, por 41 euros, un menú de calçotada, con calçots de primero (hasta 25 por persona, para los muy valientes) y carne a la brasa de segundo. Al acabar, 15 minutos más de paseo de vuelta para bajar la comida y ya podrás decir que has pasado un día completo en el campo.
📍 Carretera d’Horta a Cerdanyola BV-1415, Km 3, 08171 Cerdanyola del Vallès, Barcelona
💸 Menú calçotada, 41€
Can Travi Nou, la masía de ciudad
En la densidad urbana de Barcelona es fácil olvidar que buena parte de lo que hoy es una ciudad antes fue campo, y que el territorio estuvo lleno de masías de campesinos que trabajaron el campo que hoy son edificios. Por suerte, algunas masías sobreviven en forma de restaurante, permitiéndonos imaginar, ni que sea de forma lejana, como fue la vida en el campo barcelonés hace un tiempo.
Es el caso de Can Travi Nou, una preciosa masía del s.XVII, propiedad de la familia Soler y Ribatallada, que hace unas décadas convirtieron esta casa en un restaurante que permite comer calçots en una masía, pero en plena Barcelona y en un local con la cocina y los detalles muy cuidados.
Por 43€ o 56,5€ (ya con caracoles, jamón y buñuelos de bacalao para picar), Can Travi ofrece un menú calçotada con su carne a la brasa de segundo y su crema catalana de postre, en una secuencia muy tradicional, pero cocinada por un chef Salva Zurano. que ha pasado por restaurantes con estrella Michelin.
📍 c/ Jorge Manrique s/n
💸 Menú calçotada, 43€/56,50€
Can Jané, una masía a solo 10 minutos de Barcelona
Su especialidad es la cocina catalana y las carnes a la brasa. ¡Y qué brasas! Además, las verduras son de su propio huerto y de temporada. Todo ello en un entorno natural, en una masía familiar del siglo XVIII situada en la Serra de Collserola y a solo 10 minutos de Barcelona. En medio de la naturaleza, al lado de la Ermita de Sant Medir, es el escenario perfecto para desconectar de la ciudad sin tener que irse lejos. También es la excusa perfecta para aprovechar y subir al Tibidabo.
📍 Camí de Can Jané s/n 08196 Sant Cugat del Vallès (Barcelona)
💸 Menú calçotada, desde 39,50€.
El Pintor, calçots a la brasa en pleno barrio Gótico
Las raíces de una masía como Can Travi Nou se hunden profundas y llegan a todos los rincos de Barcelona. Los dueños del restaurante también tienen, a solo 10 minutos de distancia, Can Cortada, un espacio parecido que también ofrece calçotadas campestres en plena ciudad. Pero si lo que uno quiere es disfrutar del placer de la cebolla asada sin moverse del mismo centro de la ciudad, este grupo tiene una tercera opción a apenas 20 metros de la Plaza Sant Jaume.
El Pintor ocupa el antiguo taller de un artista en la calle Sant Honorat. En un local precioso, con arcos y ladrillos vistos, los mismos calçots de Can Travi Nou se pueden comer mirando, literalmente, a uno de los laterales del Ayuntamiento. Por 41 euros, un menú parecido a los anteriores, con calçots y carne a la brasa o bacallà a la llauna. Pocos planes mejores para quien quiere ejercer la catalanor de la calçotada sin dejar de salir del habitat natural del barcelonés.
📍 c/ Sant Honorat, 7
💸 Menú calçotada, 41€
Cal Ganxo | Restaurant i calçotades, calçots en el lugar de origen del calçot
Ir a comer calçots a Valls es una tradición que no pasa de moda. Bajar hasta la ciudad de los calçots por excelencia es prácticamente un ritual; la excusa perfecta para escaparse de Barcelona y saborear otros territorios.
Aunque existen varios restaurantes conocidos por sus calçots, uno de los más famosos es Cal Ganxo. De hecho, es el único de Catalunya que solo sirve calçotades. Sumado a ellos, se sirven carnes de añojo, llonganissa, botifarra negra de Valls, fesols de ganxet y productos típicos catalanes.
Cal Ganxo está ubicado en Masmolets, una pequeña localidad envuelta en campos, viñas, caminos y montañas. Una antigua casa del siglo XVIII convertida en restaurante y plagada de historia, pero sobre todo de comida rica.
📍 Carrer de la Font F, 14, 43813 Masmolets, Tarragona
💸 Menú calçotada, 45€
Belbo terrenal, brasas en la terraza de un hotel
Siempre en el centro de Barcelona, pero ahora con un aire más moderno. Belbo Terrenal es uno de esos restaurantes de hotel que tan de moda se están poniendo en la ciudad, y que buscan atraer a un público que vaya más allá de los turistas alojados en el edificio.
Por eso, el restaurante organiza ahora unas calçotadas que, durante toda la temporada, harán sacar humo al bonito patio de interior del Eixample que ocupa este restaurante. A partir de febrero, cada sábado y domingo Belbo Terrenal ofrecerá un menú donde, por 41 euros, te servirán un menú completo con calçots ilimitados, carne a la brasa, crema catalana y porrón de vino y todo el cielo del Eixample para mirarlo mientras levantas la cabeza para tomarlo.
📍 Carrer de Casp, 1-13, 08010 Barcelona
💸 Menú calçotada, domingos de febrero a abril, 41€
Taverna La Parra, un mesón de la vieja escuela
Este antiguo mesón transformado en taberna urbana es un clásico del barrio de Sants. Las setas son un elemento indispensable de su menú, pero lo que nos trae hoy al caso es el ingrediente primordial de las reuniones sociales en primavera: los calçots.
La ración está a unos 14 euros, y la lástima es que no hay menú calçotada. ¡Pero no pasa nada! Porque para dos, entre la coca del Maresme tostada con tomate y aceite de olivas, los caracoles (8 euros), el revuelto de setas (16 euros), butifarra de la Garriga y bebida, te plantas con el estómago pleno y feliz por menos unos 45 euros.
📍 Carrer de Joanot Martorell, 3 (Sants)
💸 Precios en carta por temporada
Casa Masana, brasas catalanas en medio del Eixample
Casa Masana es la casa de comidas catalanas que buscas en la montaña, pero en pleno Eixample. Es más, en plena calle Balmes. Un pequeño oasis que por estas fechas saca un menú de calçotada con todo lo que hace falta. Por 38 euros salen alcachofas y calçots a la brasa en su teja, con salsa romesco, por supuesto.
De segundo, carne a la brasa también (butifarra, cordero o costilla de cerdo) con patatas al caliu y judías secas (o mongetes, ja ens entenem) y, obviamente, allioli. Además, postre, vino y café. Otro día probarás los platos clásicos de la carta, pero hoy es para inflarse a calçots y volver con el cinturón desatado andando a casa y sin preocuparse del coche.
📍 C/Balmes nº 129 bis
💸 38€ menú calçotada