De cubrir la guerra de las FARC en Colombia a servir café del país sudamericano en un restaurante del Penedés. A veces parece que el siglo XXI no deje lugar a vidas románticas de película de aventuras, pero hay personas que pueden presumir a veces de haber vivido tres vidas en una sola. Es el caso de Andrés Torres, el dueño de Casa Nova, el restaurante del Penedés que acaba de ganar el Nobel de la gastronomía.
Hay sitios que tienen muchos titulares. Vamos por partes. De Casa Nova hablamos hoy por ese nobel, que es como se llama oficiosamente al Basque Culinary World Prize, uno de los galardones más prestigiosos del mundo de la gastronomía, que premia el compromiso con la sostenibilidad de chefs o restaurantes, y que este año se ha decantado por este restaurante de cinco mesas de la provincia de Barcelona que esconde una historia que da la vuelta al mundo.
El chef que cambió la guerra por la cocina
El segundo gran titular de Casa Nova es que su chef y dueño, Andrés Torres, que lleva el restaurante con su mujer Sandra Pérez, fue corresponsal de guerra antes que chef, hace muchos años en conflictor como el del Líbano o la guerra con las FARC en Colombia, lo cual lo puso en contacto con cultura lejanas y realidad duras que nos llevan al tercer titular.
Tras ejercer de corresponsal, Torres, «el chef que fue corresponsal de guerra», lo dejó para fundar la ONG Global Humanitaria, una ONG que trabaja en quince países y en zonas de conflicto como Gaza. Hace pocas semanas su ONG sobrevoló el territorio palestino ocupado para lanzar provisiones a la población. Y así se convirtió en «el chef que fue corresponsal de guerra y que lidera una ONG que trabaja en la guerra de Israel y Palestina».
El restaurante de cinco mesas que ha ganado el Nobel de la gastronomía
Mientras lideraba la ONG, Torres, enamorado de la cocina, acabó creando Casa Nova en el Penedés, la tierra a donde este periodista de Hospitalet iba a comer calçots en familia de pequeño. Allí encontró una antigua granja de pollos con 10 mil metros cuadrados donde poner en práctica todos los conocimientos sobre sostenibilidad alimentaria que había ido aprendiendo de sus experiencias previas en comunidades indígenas de los diversos países donde trabajó como corresponsal o con su ONG.
Así, los 10 mil metros cuadrados de granja se convirtieron en un restaurante de solo cinco mesas con un entorno gigante dedicado a la sostenibilidad. Desde gallinas para criar huevos a deshidratadores naturales, hoteles de insectos, compost , la fabricación de chocolate guatemalteca o un tostadero de café. Hasta la sal sale del Mediterráneo, a 15 minutos en coche, cuya agua se deshidrata para obtener el condimento.
Todo ello al servicio de un restaurante gastronómico donde Torres, cocinero autodidacta, sirve dos menús (95€ y 130€) de platos donde esos productos se convierten en alta cocina plasmando, además, técnicas o conocimientos de esas mismas comunidades indígenas del mundo. Torres pone de ejemplo su plato de patata, alimento cave en la cultura quechua y andina. Una sencilla patata se reboza en clara de huevo y de hornea con especias para servirla en una mantequilla ahumada casera. Sencillez y producto.
Y con esta propuesta, Casa Nova acaba de ganar, hace un par de días, el Basque Culinary World Prize, el nobel de la gastronomía,convirtiendo a Andrés Torres en «el chef que fue corresponsal de guerra y que lidera una ONG que trabaja en la guerra de Israel y Palestina y que es dueño de un restaurante de cinco mesas que ha ganado el Nobel de la gastronomía». Una propuesta redonde a solo 40 minutos de Barcelona que no solo es el reflejo gastronómico de un territorio como en Penedés, sino el de toda la vida de Andrés Torres, que es de las que ya no quedan.