Si uno pasa por la calle de Sants no puede evitar parar la mirada en ella. Una pastelería de las de antes y un nombre imperial, Kessler Galimany, que anuncia sobre el escaparate regio que ahí se cocinan maravillas… hasta hoy. La tradicional pastelería Kessler Galimany, establecida en 1950, ha anunciado que cierra sus puertas por falta de relevo generacional y ahora Sants, el barrio que ha disfrutado sus dulces durante 74 años, llora su marcha.
La pastelería, ha sido durante décadas un referente del barrio. Fundada por Teresa Kessler y Josep Galimany, quienes inauguraron el negocio el día de su matrimonio en 1950 esta pastelería ha sido un símbolo de calidad y tradición en la zona hasta contar con tres tiendas adicionales en la ciudad, que también han ido cerrando con el tiempo.
Sin relevo generacional
Los Kessler Galimany se han visto obligados a cerrar su local de Sants a pesar de su arraigo emocional al barrio a causa de la falta de relevo generacional. En declaraciones a Betevé, Joan, actual propietario, habla de los los desafíos económicos y la falta de sucesión generacional como factores determinantes en esta decisión.
El cierre definitivo de la pastelería está programado para el 1 de abril, coincidiendo con el Lunes de Pascua. Estos días los clientes se despiden de la pastelería comprando algunos de sus productos estrella, como la nata o los chuchos de crema.
Eso sí, el legado Kessler seguirá vivo, para los muy nostálgicos, en la pastelería que la familia mantiene en la Seru d’Urgell.