En 2021, el Carrer Pelai vivió una gran transformación: lo que había sido una zona de carga y descarga y parkings para motos, se convirtió en un carril peatonal. El suelo contiguo a la acera pasó a cubrirse con lo que se ha bautizado como urbanismo táctico, espacios para coches que se transforman en zonas para peatones sin la necesidad de realizar grandes obras, tan solo señalizando y pintando el suelo.
De golpe, una de las calles más transitadas del centro de la ciudad, que conecta la Plaça Catalunya a Plaça Universitat, ganó una gran superficie para caminar por ella. Sin embargo, el nuevo alcalde de la ciudad, Jaume Collboni ha decidido revertir esta actuación urbanística y devolver el espacio que los vehículos privados tenían antes de la pandemia, ya que, según el gobierno municipal, estas nuevas zonas peatonales no estaban transitadas y existía, cada vez más, una demanda de estacionamiento por parte de vecinos y comerciantes.
Por eso, el pasado lunes, los operarios del Ajuntament comenzaron a repintar las marcas circulares que hasta ahora señalizaban la zona peatonal y se prevé que en una semana ya entre en funcionamiento la zona de carga y descarga y de parking. En total, se crearán 64 plazas para motos, 20 de carga y descarga y 72 para bicicletas, aunque no se prevé que la zona cuente con un carril para que circulen las bicis.
El urbanismo táctico ha tenido sus detractores y sus defensores. Por un lado, se argumentaba que el urbanismo táctico empeoraba el tráfico rodado, y que la zona pintada era poco utilizada por los peatones, puesto que a muchos turistas no les quedaba claro si podían, o no, pasar por encima de los dibujos azules y amarillos. Pero por el otro lado, los defensores del espacio afirmaban que la nueva zona peatonal permitía aprovechar esta casuística para pasar de forma rápida y cómoda por esta calle dónde la acera solía estar colapsada de gente comprando, paseando y desplazándose con maletas.