Y aún así, 48 horas siempre serán insuficientes.
Hay varios motivos por los que puedes haber llegado a este artículo: porque quieres exprimir Barcelona en 48 horas y empaparte del espíritu de la ciudad en ese tiempo, porque vas a recibir una visita de un finde y quieres que la visita aproveche al máximo su estancia, porque quieres redescubrir la ciudad… Poco importan los motivos: Barcelona da para 48 horas o para toda una vida y vivir con la constante sensación de no haberla conocido.
Sea como sea, aquí tienes una opción para conocer Barcelona en 48 horas y acabar con la sensación de haber conocido la ciudad.
Día 1: desayuno
Lo primero es lo primero y todo el mundo necesita gasolina para empezar a funcionar. Iniciaremos la ruta en el centro (plaza Catalunya, por ejemplo) e iremos a desayunar a Luzia. Luzia (carrer del Pintor Fortuny, 1) es un restaurante del grupo Tragaluz que ofrece sándwiches de todo tipo, aunque el must aquí es el yogur de granja con granola casera. Y también es recomendable no dejar pasar los zumos 100% orgánicos.
Día 1: plan cultural
Si de algo presume Barcelona es de su vibrante actividad cultural y ya que empezamos en el centro, vamos a visitar algunos de los museos más importantes de la ciudad.
Aunque antes haremos una ruta por La Rambla (con una parada de rigor en la Boquería) e, incluso, con la visita a un jardín secreto . Luego iremos al CCCB –de camino puedes parar en alguna de las tiendas de segunda mano de la calle Tallers–, donde siempre hay alguna expo, festival o charla que merece la pena. El MACBA es contiguo al CCCB y si lo tuyo es el arte contemporáneo, puedes hacer una parada y gozártelo con un Basquiat o alguna de sus siempre atractivas exposiciones.
Por cierto, el CCCB está en carrer de Montalegre, 5.
Día 1: comer
Aprovechando que estás por la zona, la visita al Raval es obligatoria. El Raval, también conocido como Barrio Chino, es un barrio netamente multicultural. Y esta multiculturalidad se filtra en cada rincón: se ve en las carnicerías halal, en los rostros de los paseantes, en los grupúsculos de jóvenes con su skate.
En vistas de que Barcelona no es barata (Barcelona es bona si la bossa zona), te recomendamos ir a Spaghetti a la guitarra (carrer de la Leialtat, 4): un sitio que hay que probar sí o sí. La pasta que aquí hacen es obligatoria hasta para un celiaco. Y, además, en este link tienes una oferta que difícilmente podrás dejar pasar.
Día 1: Eixample y Park Güell
Ahora que has repuesto fuerzas, evita adormecerte con una buena caminata: iremos al Park Güell previo paseo de una hora –depende del ritmo que lleves–. L’Eixample es un barrio para pasearlo con la precaución de que no se te desencaje la mandíbula. Las máximas expresiones del modernismo están en las calles que proyecto Cerdà. El culmen modernista de este paseo –es aconsejable hacer una parada en El Nacional (paseo de Gràcia, 24) para tomarse un café– será el Park Güell, una de las obras más reconocidas de Gaudí.
Día 1: cena
Una vez que has visto atardecer desde el Park Güell y que te has quedado sin espacio de almacenamiento en el móvil por la cantidad de fotos que has hecho, es el momento de bajar a Gràcia. Gràcia, esto es importante, es Barcelona pero no es Barcelona. Es como una microciudad (fue una villa) dentro de una ciudad.
Y como microciudad que es, las opciones gastronómicas que ofrece son bastante variadas. Si vas con el presupuesto de un oligarca ruso, puedes ir al Botafumeiro (Gran de Gràcia, 81) y dejarte los jurdeles y (spoiler) llenar la barriga de marisco para lo que viene después. También puedes comerte una piadina en la plaza del Sol mientras te tomas unas cervezas en la calle. Otras opciones son el Pepa Tomate (plaça Revolució de Setembre 1868, 17) y el Gula Bar (carrer del Dr. Rizal, 20).
Día 1: fiesta
Si yo trabajara en el equipo de marketing de Nitsa, mi trabajo sería el más fácil del mundo. Bastaría con coger citas de fulanos que hablan sobre mis fiestas y que pululan sobre internet. “Una sala espectacular donde los sueños toman forma propia”, “Junto a Berghain, el mejor club de Europa”, “El club más mítico de Barcelona, sin duda”.
Apolo (carrer Nou de la Rambla, 113) es un clásico entre los clásicos y entre sus paredes se respira historia viva. Y en este enlace tienes ofertas para disfrutar de Apolo al mejor precio
Por cierto, para llegar desde Gràcia, la mejor opción es un taxi (aunque, lógicamente, también puedes ir en metro).
Día 2: desayuno
Podríamos haber puesto la opción de brunch en vez de la de desayuno para permitirte dormir y descansar la resaca del día anterior, pero si pasas 48 horas en Barcelona y la mitad de ellas estás durmiendo, ¿qué sentido tiene este artículo?
En Barcelona no hay cafeterías (bueno, haberlas haylas, que diría un gallego), en Barcelona hay granjas. Y qué mejor opción que la Granja Petitbo (passeig Sant Joan, 82) para desdibujar ese dolor de cabeza. Decíamos que no al brunch, pero aquí también puedes tomarlo. Desayuna y a funcionar, que el día va a ser largo.
Día 2: paseo
Cada rincón y cada edificio de Barcelona es una pequeña cápsula de historia. Y bajando de Petitbo en dirección a la playa lo puedes comprobar. El primer ejemplo de ello es el Arc del Triomf: la puerta de entrada a la Exposición de 1888. Bajando te das de lleno con la Ciutadella: uno de los parques urbanos más espectaculares de España tiene una densa y triste historia que puedes leer en este artículo.
Tras abandonar la Ciutadella, es obligatorio ir en dirección a la playa y pasear la Barceloneta, indignarse (o epatarse) con el Hotel W y, si hay tiempo, darse un baño. También puedes preguntarte qué hace un pez de oro gigante entre dos torres casi gemelas.
Día 2: comer
Por Dios es sabido que todas las playas del mundo tienen un agujero negro de comida y son un generador de hambre. Por eso iremos en dirección a Poblenou, uno de los barrios de moda de Barcelona.
Discotecas, coworkings, tascas de toda la vida, pocos supermercados, fábricas, chatarreros y una oferta gastronómica muy a tener en cuenta. Poblenou se ha destapado como distrito hípster y desnudándose para el autóctono. Poblenou es el último grito de las corrientes alternativas de Barcelona.
En este artículo tienes algunas de las opciones gastronómicas del barrio. Todas diferentes entre sí.
Día 2: tiempo para el modernismo
Si decimos que Barcelona es la ciudad (entre muchas cosas) del modernismo, no es en vano. Obviamente el máximo exponente de este movimiento es Gaudí y pasar 48 horas en Barcelona sin ver ninguna de sus obras es motivo de expulsión. Ya has estado en el Park Güell, pero es el momento de decantarse entre tres de sus grandes obras: Casa Batlló, Sagrada Familia o La Pedrera. La elección la dejamos a tu discreción (aunque, te avisamos, tendrás que decidirte por adelantado).
Como no vamos sobrados de tiempo, ir andando a cualquiera de las tres edificaciones no es una opción. Así que habrá que coger bus, Metro o taxi.
Día 2: tarde
Seguro que la resaca ya ha sido medianamente superada y el chute de modernismo te ha dado la fuerza necesaria para seguir haciendo cosas. Así que es momento de ir a Montjuïc, una de las zonas altas de la ciudad. Montjuïc seduce solo con pasearla: el MNAC (por fuera o por dentro, depende de como te hayas gestionado el tiempo) ofrece una panorámica increíble, la tranquilidad de la zona de la torre de comunicaciones, el jardín botánico…
Día 2: cena
La cena, como es la última actividad que te queda, la vamos a dejar un poco a tu elección. Nosotros recomendamos que te pierdas por el Gótico y que pruebes el Belmonte, que es una representación de cómo la tradición gastronómica catalana resiste en el Gótico. Aunque, claro, las opciones son casi infinitas. Y si estás dispuesto a gastar dinero, Barcelona es la ciudad española con más Estrellas Michelin. Así que siempre puedes reservar en sitios como el Tickets o el Disfrutar.