Nou Barris es una auténtica mina. El distrito más desconocido de Barcelona es también el más pobre (¿Casualidad? No lo creemos) y sus barrios esconden historias de lucha de generaciones de personas humildes que tuvieron que ganar palmo a palmo los derechos a vivir en una ciudad tan dignamente como cualquiera.
Hemos visto películas que hablan del centro de Barcelona, y aunque ahora algunas cámara empiezan a pasar por su periferia, los extremos de Barcelona aún están poco representados en el cine.
Por eso es una gran noticia el rodaje del «El 47», la película rodada en Torre Baró que explica como en los años 70 el barrio se rebeló contra el Ayuntamiento, que lo quería hacer llegar los autobuses hasta su casa. Y lo hizo por la vía directa, secuestró un autobús, el 47, y lo subió hasta la colina de Torre Baró para demostrar que su casa también merecía el transporte público.
Un cásting para una peli entre los protagonistas de la historia real
El casting para la película ya está en marcha, y se hace en un sitio especial y con personas especiales también. Un centro muy cercano a la carretera donde circuló el bus secuestrado y una cola formada por vecinxs que, en muchos casos, vivieron los hechos en primera persona.
La película «El 47» está producida por Mediapro y la dirigirá Marcel BArrena, realizar de «100 metros» y «Mediterráneo».
La historia de una lucha contra la mentira
A fin y al cabo, los hechos fueron hace nada. En 1978 un icono del barrio, Manuel Vital, conductor de autobuses, se adueñaba de un bus de la línea 47, que circulaba entre Plaza Catalunya y Guineueta, para desmontar una mentira que el Ayuntamiento se empeñaba en repetir: Los autobuses no podían subir las cuestas del barrio montañoso de Torre Baró.
Con esta afirmación, el Ayuntamiento dejaba a su suerte y sin transporte público un barrio humilde y de autoconstrucción, donde los vecinxs, migrantes la mayoría del interior de España, se habían tenido que construir su propia casa.
Para luchar contra mentira, Vital se negó a acabar el servicio y subió con su autobús hasta Torre Baró, subiendo por el camino a los vecinos al vehículo, y ascendiendo con ellos las cuestas que el Ayuntamiento decía imposibles.
Vital acabó detenido, pero su acción sirvió para llevar, al cabo de dos años, el bus al barrio, confirmando que las luchas sirven, y devolviendo una parte pequeña de dignidad a un barrio cuya historia tendrá ahora el lugar que merece en una película que pondrá a Torre Baró en las pantallas que merece.