Camisa blanca, pajarita y la experiencia pintada en los ojos. Lxs camarerxs de Entrepanes Díaz hacen viajar a los clientes a una Barcelona antigua, aquella en la que el personal servía por oficia y no por eliminación, y donde ir a un bar era acudir a una segunda casa donde conocían el nombre del cliente y su plato preferido.
Si a esto le sumamos una carta de bocadillos bien hechos (otro de los grandes patrimonios perdidos en la ciudad), nos encontramos que Entrepanes Díaz es un sitio que vale, por lo menos, una visita de curiosidad, por aquello de ver cómo sería otra Barcelona.
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Es la idea de Kim Díaz, dueño también del Bar Mut, que ahora ha llamado la atención por la oferta de trabajo que ha publicado, en la que busca camareros y camareras con experiencia que, ante todo, tengan más de 50 años. De esta forma, de amplía una plantilla que ya cumple estas características desde 2015, cuando abrió el local, y destaca en una ciudad que ya ha convertido casi en un signo de identidad propio el trato arisco de sus camarerxs.
Los bocadillos gourmet
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En la página de Entrepanes Díaz se puede ver que la estrella es el bocata de calamares, un bocadillo que ya hace años que este local ha reivindicado. Sus bocatas no son los más baratos, pero se inscriben en la tendencia de algunos locales de Barcelona de meter entre panes de nivel guisos con aún más nivel, como el de rabo de toro, que requieren mucho tiempo y producto grande.
No en vano, el local, de aspecto también clásico, está en zona noble (Paseo de Gracia, Diagonal, Còrcega…), una zona más amable con una propuesta como esta. Aparte de los bocadillos, tapas clásicas como unas bravas Díaz o una ensaladilla rusa como debe ser, complementan una carta donde no es obligatorio comer bocadillos para tapear bien.
Lo dicho, una visita se merece. Su barra, abierta a la calle, permite aquello también antiguo de sentarse ante una buena bebida a ver la vida pasar. Ante nuestros ojos, a ratos, camareros con pajarita que nos llevan de viaje por un rato a la Barcelona que ya no está.