
Los cócteles son como el sabor amargo o los desayunos salados: un placer que se descubre en la edad adulta(independientemente de la edad a la que nos llegue). Por su complejidad, sus matices y, también, por desgracia, por su precio. Eso sí, cuando se hace el camino que va del cubata al cóctel, ya no hay vuelta atrás. Como una necesidad creada, de golpe habrá noches o momentos que antes no se sabe para qué eran, pero que hoy requieren un cóctel, y cubatas cuya simplicidad nos hará soltar pequeños suspiros de añoranza.
Pero no preocuparse, porque para esos momentos está esta lista. Y como Barcelona es una de las capitales de la coctelería, aquí traemos algunas de las mejores que, como ya decían nuestros padres, entenderemos cuando seamos mayores.
Dr. Stravinsky, el paraíso del alquimista
En Dr. Stravinsky todo, desde la situación del local, a su aspecto y su nombre, parecen indicar que en aquel sitio un alquimista extranjero y loco elabora pócimas secretas para conseguir la eterna juventud. En sus ventanas, que miran a un callejón oscuro del Borne, brillan alambiques cobrizos que decantan gota a gota unas pócimas que si bien no nos van a devolver la juventud, sí que nos harán creérnoslo durante un rato.
El 70% de la bebida de esta coctelería se fabrica aquí mismo, y el aspecto de laboratorio steam-punk del lugar facilita que nos lo creaos. Su carta variada, con inventos lejanos al cóctel clásico donde abundan hierbas e infusiones frutales con copas de fantasía. El local, de los mismos dueños que el Paradiso o la Confitería, demuestra que aquí hay gente que sabe cómo agitar la coctelera para armar algunos de los mejores cócteles de Barcelona
📍 Carrer dels Mirallers, 5, el Borne.
Dry Martini, amo y señor
No lo decimos nosotros, si no todos sus premios: la barra del Dry Martini, dirigida con mano de hierro por Javier de las Muelas, es una de las mejores del mundo. El aroma clásico se respira desde el nombre, hasta su cóctel estrella (adivina cuál), pasando por la decoración, madera, cuero y moqueta, como no podía ser de otra manera en la zona más alta de Barcelona.
De los callejones del Borne a los ángulos rectos del Eixample, dos maneras de ser canalla con un cóctel en la mano. Aquí los camareros visten de blanco y los clientes llevan vestidos largos y pañuelos asomando de la americana. Pero aquí el dress-code no existe (aunque se respira), así que si quieres tener un mapa de los cócteles de la ciudad en la cabeza, tienes que haber pasado, al menos una vez, por uno de los templos mundiales del cóctel de proximidad que hay en tu ciudad.
📍 Carrer d’Aribau, 162, Eixample Esquerra.
Paradiso, el paraíso escondido tras una charcutería
Que haya colas en Barcelona ha dejado de ser algo llamativo. Aún así, uno se sorprende cuando en pleno Borne se encuentra una cola que da la vuelta a la esquina por una tienda de bocadillos de pastrami. Al acercarse, verá que los afortunados que entran pasan la charcutería de largo, y se meten por una puerta que lleva, como dice el nombre, al paraíso, el lugar donde los dioses griegos, en lugar de ambrosía, beberían cócteles de autor.
En el mundo de los cócteles de Barcelona, el Paradiso es la cumbre. Aquí ofician los mejores cocteleros del 2014 y del 2019, y la lista de premios de la coctelería no se acaba. La sorpresa al mirar su carta tampoco. Olvida los Moscow Mule o los Margaritas y pide El Gran Gatsby, con whisky y miel de trufa blanca, con vodka, mezcal, amaro y nube de café, entre otros… la oferta es de locos y el espacio precioso, por lo que mejor vamos tomando sitio en la cola.
📍 Carrer Rera Palau, 4, El Borne.
Monk, el hermano pequeño del Paradiso
Sobre Monk ya te hablamos cuando abrió, porque pocos lugares más privilegiados para disfrutar de una copa que un cocktail bar de lujo escondido tras un colmado regentado por un pakistaní. El secreto de esta coctelería speak-easy duró pocos días, y ahora hay que hacer cola o inscribirse en una lista para entrar, pero la espera vale la pena.
Creada por los dueños del Paradiso (de hecho se define como «su hermana pequeña») y liderada por el mismo coctelero, Monk quiere ser una de las mejores coctelerías de Barcelona, pero también un espacio artístico y un pequeño club de baile dividido en dos ambientes, todo con el sello de calidad del Grupo Confitería. No tiene fallo, una vez consigues entrar, la experiencia es perfecta.
📍 Localización secreta
Negroni, clásicos modernos
Del Dry Martini al Negroni, nada como un nombre clásico para dar a entender que pan se sirve en un local. El Negroni, no obstante, es diferente al Dry. Lejos de la madera clásica, su decoración metálica y su iluminación roja casi pueden recordar invitan al delirio más que al asiento. Y lejos de la zona alta, el Negroni, en Joaquim Costa, cerca del MACBA, de plaza Universidad y de todo, en pleno meollo fiestero del Raval, invita más a sumergirse en la noche intentando a hacer equilibrios con la copa que a surfearla tranquilamente sentado en un sofá de cuero.
Aquí dominan el Negroni, obviamente, pero también el Moscow Mule, el Bloody Mary, el Mimosa o cualquier otro cóctel clásico que tienes que traer aprendido de casa porque el Negroni no tiene carta. Aquí se trata de vencer el primer obstáculo de entrada al mundo de los cócteles, la vergüenza, y preguntar sin miedo para dejarse aconsejar, ya que en un auténtico cocktail bar como este, los expertos sabrán con dos palabras (y mirándonos a la cara), cómo iniciarnos en la noche de los mundos (del cóctel).
📍 Carrer de Joaquín Costa, 46, Raval.
Two Schmucks, del mejor al mejor
Y a un par de portales de distancia, atención, una de las mejores coctelerías del mundo y, por tanto, una de las mejore coctelerías de Barcelona. Two Schmucks (Joaquim Costa, 52) se ha ganado su posición en el onceavo puesto de la lista de las mejores coctelerías del mundo combinando la calidad y el trabajo bien hecho con el tono honesto y gamberro. Uno de esos lugares donde uno no tiene muy claro quién se lo está gozando más, el cliente o quien sirve tras la barra. Y un poco más abajo, en la misma calle, está Fat Schmucks, su local de bocadillos donde no puedes reservar pero que bien merece la pena.
📍 Carrer de Joaquín Costa, 52, Raval.
Marlowe, oasis del Borne
Que el Borne concentre tantas coctelerías es una casualidad fácil de explicar: tanta fiesta como el Raval, algo más de poder adquisitivo. Todavía no hay estudios sociológicos para explicar la proliferación de coctelerías en Barcelona y su repartición por barrios, pero hasta que salga podemos hacer tiempo visitándolas todas para armarnos de información empezando por Marlowe, que tiene todo lo que le pides a una coctelería sin delirios de ningún tipo.
Local sobrio pero elegante y cómodo, carta de cocktails clásica con concesiones del barman, cocteleros uniformados pero sin traje y pajarita y, en definitiva, un ambiente que permite huir de la vorágine de fiesta guiri del Passeig del Borne muy cerca del Passeig del Borne.
El barman ayuda con mano izquierda y acierta, solo hay que preguntar, el Old Fashioned y el Pisco Sour le quedan de maravilla, tiene una terraza pequeña para quien disfrutar al aire libre y si uno presta atención a su clientela verá una señal indicativa de su nivel: muchos de los que se acodan en la barra son camareros de otros bares de la zona, que vienen aquí a tomarse las copas buenas que no sirven en sus lugares de trabajo.
📍 Carrer del Rec, 24, El Borne.
Boadas, allí donde nacen los clásicos
Pisar la Rambla parece a día de hoy una entelequia para un barcelonés, y quizás por eso el Boadas queda a menudo lejos del recorrido habitual de los bebedores más jóvenes de la ciudad, que olvidan que la que fue la arteria más viva de la ciudad también acoge la que fue (y es), una de sus mejores coctelerías.
El Boadas es el decano de las mezclas y la mixología en la ciudad, una de las mejores coctelerías de Barcelona (y sin duda, la más histórica), un local clásico en la esquina de Tallers por donde todo el mundo (todo el mundo, literal, miren las fotos de sus paredes), ha pasado a tomar un trago (o dos).
Nosotros no somos quién para quitarles ese mérito, así que honremos a nuestros mayores, y volvamos a beber a los clásicos. Cerca de plaza Ctalunya, a dos pasos de todo, puedes pedir cualquier Margarita, Manhattan o Tom Collins que se te ocurra o puede pedir un Boadas y rendirle su homenaje al local.
📍 Carrer de Tallers, 1, Raval.
Especiarium, la mezcla de especias
Cuando una coctelería nace de la mano del mejor coctelero de España de 2019, nace con garantías. Antonio Naranjo viene del Dr. Stravinsky, y desde la entrada tenemos un local que evoca al nombre del mismo, una tienda de especias en la que, como si fuera un herbolario, se buscan mezclas de hierbas y aromas que nos curen de cualquier mal.
Aquí se viene a encontrar sorpresas. Desde los tiradores de la pared, que (en una técnica cada vez más extendida), sacan cocktails que ellos mismos pre-elaboran, hasta los licores con hierbas que han macerado o infusionado o trabajado con aluna otra técnica que les permite, por ejemplo, crear cócteles de bourbon con croissant o de tagín marroquí.
📍 Carrer de la Princesa, 29,
SIPS, la tercera mejor coctelería del mundo
Ya te hemos hablado de ella. Que el primer puesto de Paradiso en los World’s 50 Best no te distraiga, porque en el mismo podio entró Sips, en tercera posición conformando un dream team de coctelerías premiadas en Barcelona que realmente asusta.
Sips lo han abierto Simone Caporale y Marc Álvarez. El primero era responsable de Artesian Bar fuera, en Londres, cuatro veces seguidas mejor bar del mundo y el segundo, jefe de barras del grupo El Barri de Albert Adrià. Con este currículum, nada falla en un local entregado a las bebidas que van más allá del cóctel.
📍 C/ de Muntaner, 108,
The Alchemix, la gastro-coctelería
Para que una coctelería figure entre los mejores restaurantes del país tiene que estar haciendo las cosas bien. The Alchemix va más allá del cocktail bar para crear una gastro-coctelería donde los cócteles de fantasía se acompañan de snacks al nivel del mochi de capipota o las ostras de panceta.
En sus bebidas hay creatividad desbordante, desde el White Truffle Pisco Sour al Sra. Potts y el pequeño Chip, servidos en la taza de «La Bella y la Bestia». Dos cócteles que señalan el camino del local y que crear una carta que funciona tanto separando los apartados líquido y sólido como uniendo ambos en un menú degustación.
📍 C/ Valencia, 212
Ideal cocktail bar, vuelta al clásico
Sofás de tela y cuero, moqueta en el suelo y cuadros de hombres bigotudos en las paredes. Bienvenidxs al Ideal, la coctelería que vuelve al pasado y nos recuerda lo que es un cocktail bar. Muy cerca de la moderna Sips, el Ideal parece ir en contra dirección, manteniendo la esencia de la coctelerías más clásicas.
Regentada por Josep Maria Gotarda, aquí los camareros van con chaqué, y su carta tiene tragos de toda la vida que se elevan con los golpes maestros de coctelera de los bartenders. Un privilegio de lugar donde el cóctel no se bebe, se disfruta.
📍 C/ d’Aribau, 89
Florería atlántico
La mejor coctelería de Buenos Aires, la 18a mejor del mundo, la obra de Tato Giovannoni (mejor coctelero del mundo en 2020), ha desembarcado en Barcelona. Florería Atlántico ha cruzado el océano para abrir un doble concepto: Brasero Atlántico, un asador argentino moderno (con bar) en la superficie, y Florería, una coctelería (con restaurante) a modo de speak-easy en el subterráneo.
Arriba, carnes argentinas a la parrilla con alguna concesión a la cocina francesa. Abajo, una coctelería fiestera donde probar los cócteles clásicos de la Florería bonaerense junto con una carta de pescados que busca viajar por el Mediterráneo.
📍 C/ d’Aribau, 89