
Barcelona y su área metropolitana tienen tres millones de habitantes. Imagina, ahora, que dos tercios de esos habitantes se ven, de golpe, forzados a abandonar su ciudad y a dejar sus casas vacías. Y aunque sea escalofriante, no hay tanto que imaginar, porque, aunque las casas no se están quedando vacías, los vecinos de Barcelona sí que se están teniendo que marchar de sus casas por un triste motivo: ya no las pueden pagar.
Así lo confirma un estudio del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona (IERMB) elaborado en el Área Metropolitana de Barcelona, que explica que, desde 2017, un millón de vecinos de la zona han tenido que abandonar sus casas por el aumento del precio de las mismas.
En un Área Metropolitana donde viven un millón de personas, estos números nos dicen que un tercio de la población de Barcelona es una suerte de «exiliada» habitacional, personas que han de marchar de sus casas porque ya no pueden pagar el precio que valen. Los número confirman, de hecho, las percepciones de los encuestados: si en 2017 un 50% de ellos percibían la búsqueda de vivienda como un problema, hoy ya son un 64,3% las personas que lo entienden así.
El estudio, realizado a 3840 personas muestra que las poblaciones de la AMB que perciben este problemas son el Maresme (25,4 puntos más entre los encuestados), Sabadell (23,2), Terrassa (22,6) y Ordal-Llorbegat (22,2). De la misma manera, el precio de la vivienda como principal problema para acceder a la vivienda deseada también ha crecido: De que lo percibiera así un 15% hemos pasado a un 23,7%.
En definitiva, si encontrar vivienda en Barcelona ciudad ya viene siendo un problema ahora la problemática se extiende al área metropolitana, en una dinámica que nos obliga a hacernos una pregunta: ¿Quién podrá vivir en la Barcelona del futuro?