Dice la RAE que ser el sadismo es una «perversión sexual de quien provoca su propia excitación cometiendo actos de crueldad en otra persona» o «crueldad refinada, con placer de quien la ejecuta». La palabra puede parecernos lejana, pero todos hemos sentido ese pequeño placer al mordernos una ampollita en la comisura de los labios.
No sabemos si somos sádicos por descubrir ese pequeño placer, pero está clara una cosa: Quien quiera saberlo tendrá que acordarse de Donatien Alphonse François de Sade, el Marqués de Sade, quien puso nombre a la palabra, y que ahora tiene una exposición dedicada en el CCCB, «Sade. La libertad o el mal» que se podrá visitar del 11 de mayo al 15 de octubre del 2023.
¿Puede el sadismo ser un proyecto político?
El Marqués de Sade (1740-1814) ha sido visto como revolucionario y liberador por unos, o polémico y corrupto por otros. Sus escritos pueden ser interpretados como una filosofía de la libertad, emancipadora y subversiva, o como una filosofía del mal, que muestra la dimensión excesiva y violenta de la literatura comparada.
La exposición presenta diferentes maneras de leer el legado de Sade. Desde el impacto que sus controvertidos escritos han tenido entre todo tipo de personalidades hasta cómo se convierte en un icono cultural con evidente presencia en la cultura de masas.
La exposición invita a revisar estereotipos, como los asociados al término sadismo, y a reflexionar sobre cómo Sade puede provocar conmoción y escándalo, por un lado, y ser aclamado como la personificación de la libertad sin límites, de la otra.
La expo visita referencias a Sade de grandes artistas contemporáneos, como Salvador Dalí y Man Ray, a través de instalaciones y obras de otros autores locales e internacionales, como la fotógrafa barcelonesa Laia Abril u otros como Paul Chan, Shu Lea Cheang, Teresa Margolles, Joan Morey y Kara Walker.